Desde hace doce días, un dispositivo busca contra reloj a Toño, un cachalote de más de diez metros cuya vida está en riesgo porque quedó atrapado en una red a la deriva en el Estrecho de Gibraltar que le impide poder moverse como necesita.
La Subdirección General de Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico puso en marcha este dispositivo desde que el pasado 10 de julio Nereide, una asociación de Tarifa (Cádiz) dedicada a proteger el medio ambiente, diera la voz de alarma.
La presidenta de esta asociación, la bióloga marina Eva Carpinelli, localizó al animal ese día durante una de las salidas que realiza para avistar cetáceos en el Estrecho, una zona por la que transitan unos cuatro centenares de cuatro especies: orcas, cachalotes, rocual común y calderón.
Iba acompañada por los fotógrafos Rafael Fernández Caballero, campeón mundial de fotografía submarina, y Beltrán Rodríguez.
Sobre las 14:00 horas en la zona entre Punta Europa, en Algeciras, y el puerto marroquí de Tánger Med avistaron a un cachalote totalmente atrapado en una red de pesca a la deriva que le cubría desde la boca hasta la cola.
Rafael Fernández, con permiso especial para tomar imágenes bajo el agua del Ministerio para la Transición Ecológica, se sumergió en el agua y tomó fotografías, lo único que en ese momento pudieron hacer ya que no tenían recursos para ayudar al animal y, debido al fuerte viento de levante, tuvieron que volver a tierra.
Visitante fiel y con gusto por los calamares
El cachalote fue identificado por Ana Gámez, compañera de Carpinelli, al cotejar las fotografías de ese día con las imágenes del catálogo de los ejemplares identificados en el Estrecho.
Se pudo así confirmar que se trataba de Toño, que desde 2015 frecuenta en primavera y verano el Estrecho, como otros ejemplares de esta especie, para comer calamares en sus profundidades. Desde el Ministerio han movilizado un avión de reconocimiento que recorre la zona, en su búsqueda.
Además, la Junta de Andalucía, a través del Centro de Gestión del Medio Marino Andaluz (Cegma) de Algeciras, así como empresas de avistamiento de cetáceos de Tarifa y del resto de la comarca gaditana del Campo de Gibraltar y grupos ecologistas de la zona colaboran en la búsqueda de Toño.
En caso de producirse un avistamiento del cachalote que facilite su localización, se pondría en marcha un dispositivo para tratar de liberarlo, según explican fuentes ministeriales.
La búsqueda, sin embargo, se ha visto complicada por el viento de levante que lleva muchos días consecutivos soplando con fuerza en la zona -hoy, miércoles, está previsto que cambie a poniente-, lo que dificulta la navegación tanto por mar como por aire.
Atrapado por una red prohibida
La presidenta de Nereide explica que es la primera vez que se encuentra con una situación como ésta. "El animal estaba claramente débil", como indicaban su "movilidad reducida" y la debilidad del soplo que pudo apreciar durante el avistamiento.
De cara la supervivencia de Toño, lo que más preocupa a Carpinelli es que tiene "parte de la cabeza enredada", aunque con las fotos no pudieron ver con claridad si puede mover o no la mandíbula para poder alimentarse. Eso la "asustó", comenta.
El cetáceo "está enganchado desde la cabeza hasta la cola", de la que colgaban seis o siete metros de red, aunque no pudieron ver si tenía enganchados otros animales u objetos, explica la bióloga.
La red de pesca de enmalle que envuelve al animal está prohibida por las directivas europeas, pero es utilizada por buques de pesca marroquíes, indica el colectivo Verdemar Ecologistas en Acción, que viene denunciando la presencia de las mismas en las aguas del Estrecho.
Estas mallas, así como otras redes de pesca que quedan a la deriva después de romperse, provocan situaciones como la del cachalote Toño, una especie incluida en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
En las últimas semanas, la asociación Nereide ha tenido conocimiento de otros tres casos de animales enredados en estas mallas de pesca en el Mediterráneo, en la costa de Italia.
A pesar de su enorme tamaño, Toño, nombre que se le asignó junto a un código para realizar su seguimiento a través de fotografías, como al resto de los cetáceos, no ha vuelto a ser visto.
Eva Carpinelli admite que "de los cetáceos, en general, se sabe muy poco". Toño, en concreto, es un "adulto o un subadulto, que son los que acuden a alimentarse a esta zona". Sin embargo, se desconoce su sexo. Los machos pueden llegar a medir 18 metros, a pesar 50 toneladas y pueden estar sumergidos más de 50 minutos.
Con menos viento de levante, el dispositivo sigue buscando a Toño, con la esperanza de poder verle liberado de esa red y sacando a la superficie su aleta caudal gris oscuro mientras se sumerge en las profundidades del Estrecho.