Las condiciones extremas del temporal Filomena y el posterior tiempo anticiclónico en Madrid han provocado la activación del protocolo anticontaminación tras rebasar los niveles tóxicos de dióxido de nitrógeno. Una sustancia normalmente provocada por el tráfico rodado (más congestionado por los efectos de la nevada en la circulación) al que se suman las emisiones de las calefacciones de los hogares y una mayor presencia de maquinaria pesada para retirar la nieve, según denuncia este lunes la organización ecologista Greenpeace España.
Desde la organización insisten en que solo eliminando los combustibles fósiles y poniendo en marcha un nuevo modelo de movilidad que dé prioridad a los peatones, a la bici y al transporte público frente al vehículo privado será posible conseguir un aire más limpio.
La organización ecologista ha fotografiado estos días la 'boina' de Madrid desde el embalse de El Pardo. En las imágenes aéreas, tomadas por el fotógrafo Pedro Armestre, se puede apreciar la alta carga de componentes contaminantes atmosféricos que contrastan con un paisaje cubierto con la nieve tras el paso del temporal Filomena.
"La contaminación del aire es una amenaza a nuestra salud y a nuestra economía. Cada año, la contaminación generada por los combustibles fósiles se lleva millones de vidas e incrementa los riesgos de padecer cáncer de pulmón y asma, enfermedades muy vinculadas a la letalidad de la Covid-19", ha declarado Adrián Fernández, responsable de la campaña de Movilidad de Greenpeace. "Pero es un problema que sabemos cómo resolver: evolucionando hacia fuentes renovables de energía, poniendo fin a los coches diésel y gasolina y fomentando el transporte público".
Greenpeace denuncia así la incapacidad del Ayuntamiento de Madrid para recuperar el servicio de autobús urbano, que 10 días después de la nevada sigue sin atender a numerosos barrios, obligando al uso del vehículo particular.
Según el Inventario de Emisiones de la Comunidad de Madrid (2017), el tráfico rodado es responsable del 64% de las emisiones de óxidos de nitrógeno, mientras que un 20% procede de la combustión no industrial (como son las calefacciones) y un 9% es emitido por otros modos de transporte y maquinaria móvil (p.ej. máquinas de limpieza).
La contaminación del aire por la quema de combustibles fósiles está detrás de alrededor de 4,5 millones de muertes anuales en todo el mundo y genera unas pérdidas económicas estimadas en 2,9 billones de dólares, lo que equivale a aproximadamente un 3,3% del PIB mundial.