Las aves carroñeras que habitan en el norte de España tienen una tasa de mortalidad más alta que las que habitan en el sur debido a que en las zonas más septentrionales hay una intervención humana y una densidad poblacional mucho mayor en comparación con las más meridionales.
Un estudio liderado por la Estación Biológica de Doñana (EBD- CSIC), en colaboración con cinco institutos de investigación y universidades, ha permitido determinar cuáles son las posibles causas fisiológicas que provocan esta alta mortalidad, y se basa en una aproximación ecofisiológica que incluye, además, información generada por dispositivos GPS que revelan los movimientos de 65 individuos adultos marcados en el valle del Ebro y en la Sierra de Cazorla de Andalucía.
Los ambientes humanizados y las poblaciones densas provocan mayor estrés y envejecimiento celular en grandes aves carroñeras. El estudio ha permitido aclarar el papel del contexto social, las características del ambiente y de los rasgos individuales en el nivel de estrés y envejecimiento celular en buitres de estas dos poblaciones.
Aves de larga vida
“Este trabajo es novedoso porque aborda la respuesta individual de aves de larga vida al ambiente desde el punto de vista fisiológico, algo que prácticamente ha sido inexplorado hasta la fecha, y también tiene repercusiones importantes para la toma de decisiones futuras de gestión”, ha explicado en un comunicado José Antonio Donázar, investigador de la EBD-CSIC.
Los buitres del norte explotan áreas humanizadas que concentran mayores densidades de individuos, los cuales se alimentan frecuentemente en granjas de ganadería intensiva y vertederos.
“Todo esto supone una fuente de estrés crónico que se traduce en niveles más altos de marcadores hormonales de estrés, sobre todo, en los telómeros más cortos”, explica Laura Gangoso, investigadora postdoctoral de la EBD- CSIC y profesora-investigadora de la Universidad Complutense de Madrid que ha liderado la investigación.
Por tanto, ha sostenido que este estudio demuestra la "importancia de los telómeros como buenos indicadores biológicos de la calidad del ambiente en el que viven los individuos ya que reflejan los efectos acumulativos de dicho ambiente sobre la condición y calidad individual”.