El cambio climático es “el mayor reto que ha afrontado la humanidad en su historia” pero “gobernantes y grandes empresas no van a hacer algo hasta que les compense económicamente”, ha asegurado en entrevista con la agencia Efe el meteorólogo Albert Barniol. El actual director del Área de Meteorología de Radio Televisión Española publica, junto con los compañeros de su equipo, el libro El desafío del clima (editorial HarperCollins) para alertar no sólo sobre los efectos del cambio climático sino también para explicar “cómo hemos llegado a esta peligrosa situación actual” y “cómo todavía queda tiempo para mitigar su impacto” y evitar sus peores efectos.
En 2020, el CO2 en la atmósfera alcanzó las 419 ppm (partículas por millón), “su máximo en los últimos 3 millones de años”, y la cantidad registrada de gases de efecto invernadero “también superó todas las estimaciones para ese período de tiempo”: dos datos “alarmantes” y sin embargo “insuficientes para que el cambio climático deje de ser ignorado por parte de la población”.
El meteorólogo afirma que los cambios en el clima no dan tiempo suficiente a las especies animales y vegetales para adaptarse, incrementan los fenómenos extremos como huracanes o desertificación y afectan “estrechamente” al ser humano.
Así, el clima “define lo que comemos, cómo nos vestimos o cómo son nuestras casas: si cambia, nuestras costumbres y nuestro estilo de vida también cambiarán”, sobre todo en un país como España, “más sensible” a este fenómeno y donde los refranes populares y las fiestas tradicionales también han sido definidos por temperaturas y fenómenos meteorológicos.
“En España la temperatura está aumentando un 20 % más rápido que la media mundial” y la media peninsular entre 2010 y 2019 “fue la más alta desde que se tienen registros”, ha alertado, lo que entre otras consecuencias ha propiciado que “el número de glaciares pirenaicos activos en 2017 se situó en 19, mientras que en 1983 era de 41”.
Sin tiempo que perder
A pesar de los datos negativos, Barniol confía en la existencia de “una masa importante de gente que piensa que hay que actuar” y a diario lleva a cabo “pequeñas acciones que empiezan a tener ya una repercusión positiva” en el planeta. De hecho, el libro es “también una forma que acabar con esa sensación de engaño que lleva a muchas personas a creer que lo que hagan a nivel individual no repercute realmente sobre la Tierra”, proporcionando “argumentos fiables” para un “cambio en sus costumbres”.
En ese sentido, el meteorólogo ve con buenos ojos las normativas que están empezando a adoptar los países de la Unión Europea para cumplir el objetivo de reducción de emisiones de CO2 en los próximos años, ya que “van en la buena dirección”, aunque el problema no es tanto legislar a favor del medioambiente sino cumplir luego porque “todos hemos visto muchas leyes que no se acaban de seguir”.