Las emisiones de CO2 vuelven a aumentar tras el desplome sufrido durante el confinamiento
El repunte de las emisiones a finales de 2020 es una advertencia: "No se está haciendo lo suficiente para acelerar la transición a una energía limpia".
27 mayo, 2021 02:53Noticias relacionadas
Las emisiones globales de dióxido de carbono (CO2), el principal gas de efecto invernadero, se redujeron en 2020 un 5,8 % en lo que fue el mayor descenso desde la Segunda Guerra Mundial tras el parón del mundo que provocó la crisis de la covid. Pero con la recuperación de la normalidad en ciertos países, en diciembre eran ya un 2 % superiores a las de doce meses antes.
Según un análisis publicado este marzo de 2021 por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), esa caída fue muy diferente por regiones en función del parón en la actividad que sufrieron por la crisis de la covid, y que la evolución a lo largo de los meses fue también muy desigual.
En términos absolutos, la rebaja fue de casi 2.000 millones de toneladas, lo que equivale a todas las emisiones generadas en un año por la Unión Europea.
Estados Unidos contribuyó a esa disminución con casi 500 millones de toneladas a causa de una baja del 10 %, un porcentaje equivalente al de la Unión Europea, que emitió unos 250 millones de toneladas menos ya que su economía es de por sí mucho menos contaminante. Tanto Estados Unidos y más todavía la Unión Europea se mantenían en diciembre en unos volúmenes de emisiones netamente por debajo de los que tenían doce meses antes.
India y China
En India, la caída anual fue del 7 % en el conjunto de 2020, pero llegó a ser la más pronunciada de las grandes economías en abril (-40 %) y se recuperó a partir de septiembre. China, que es el principal país contaminante, se desmarcó del resto con un incremento final de las emisiones en 2020 del 0,8 % (75 millones de toneladas adicionales).
Además, otra de las peculiaridades del gigante chino es que tras el bache experimentado en el primer trimestre, a partir de abril ya generaba más CO2 que un año antes. En diciembre ese ascenso alcanzaba el 7 %.
El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, considera que el repunte constatado de las emisiones a escala global a finales del año pasado es una advertencia de que "no se está haciendo lo suficiente para acelerar la transición a una energía limpia".
Y eso -añade Birol- pone en peligro "la oportunidad histórica mundial" de hacer de 2019 el pico definitivo, cuando las emisiones de gases de efecto invernadero alcanzaron un récord histórico.
El recorte en la generación de CO2 en 2020 fue mayor que el experimentado en el consumo de energía (-4 %), lo que se explica por el bajón de los combustibles fósiles, y muy particularmente del petróleo (-8,6 %) mucho más que el carbón (-4 %), que fue compensado en parte por el tirón de la cuota de las energías renovables.
Retroceso del transporte
El CO2 provocado por la combustión de petróleo disminuyó en más de 1.100 millones de toneladas, y de esa cantidad un 50 % se debió al retroceso de la actividad en el transporte por carretera y en un 35 % en la aviación.
La aviación como sector sufrió en términos relativos el impacto más profundo. En abril los aviones operaban a un nivel un 70 % inferior al de un año antes y en el conjunto del ejercicio sus emisiones cayeron en un 45 % a 265 millones de toneladas, un nivel que no se veía desde 1999.
En la generación de electricidad se produjo el pasado año un 3,3 % menos de CO2 (equivalente a 450 millones de toneladas) y lo más significativo fue el incremento de la cuota de las renovables (un 29 % del total, frente al 27 % en 2019) en detrimento de las centrales que queman combustibles fósiles.
Efecto rebote
Cuando la Organización Mundial de la Salud declaró oficialmente que había una pandemia el 11 de marzo de 2020, comenzó esa caída histórica de las emisiones. A partir de ese momento, muchas fabricas dejaron de operar, los automóviles matuvieron los motores apagados y los aviones quedaron en tierra. Pero como ya apuntaron algunos expertos el pasado marzo, después de una recesión puede producirse un efecto rebote de las emisiones, como sucedió tras la crisis financiera mundial de 2008.
Además, como señala este texto, aunque hubo caída de las emisiones en 2020, se registraron récords históricos de concentraciones de dióxido de carbono. ¿Cómo es posible? Pues bien, esas caídas puntuales de emisiones por los confinamientos realmente tienen un impacto mínimo en el cómputo global de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, donde pesa fundamentalmente lo ya acumulado en décadas previas.
Según el consenso científico, para mantener el aumento de las temperaturas dentro de un umbral seguro, no superar un aumento de 1,5 grados respeto a niveles preindustriales, será necesario haber alcanzado emisiones próximas a cero en 2050, lo que implica un arduo proceso de descarbonización que consolide un modelo basado en energías renovables.