Camp Fire en Paradise, California, se inició en noviembre de 2018 y quemó en total un área de 620,5 km2, convirtiéndose en el incendio forestal más mortífero –con más de 85 fallecidos– y destructivo de la historia de ese estado. Fue también el desastre natural más caro del mundo en 2018 en términos de pérdidas aseguradas.
El humo se extendió a 160 kilómetros cuando comenzó el 8 de noviembre y alcanzó el Centro Nacional de Investigación de Primates situado en la Universidad de California en Davis. En ese momento, la calidad del aire superó los límites nacionales y alcanzó niveles insalubres.
La catástrofe coincidió con el pico de la temporada de cría de la colonia de macacos Rhesus (Macaca mulatta) de la institución. Cientos de animales del centro viven de manera habitual en corrales exteriores en grandes grupos familiares. La reproducción suele ocurrir en otoño, y las crías nacen en primavera tras una gestación media de 166 días.
En un nuevo estudio, publicado en la revista Reproductive Toxicity, un grupo de investigación de la universidad estadounidense, que observó y estudió a los animales durante y después del desastre, muestra ahora que los macacos Rhesus expuestos de forma natural al humo de los incendios forestales al inicio del embarazo presentaban una mayor tasa de abortos.
Para el proyecto, Bryn Willson, residente de obstetricia y ginecología en la UC Davis Salud, en colaboración con el profesor Kent Pinkerton, del Centro de Salud y Medio Ambiente de UC Davis, y Bill Lasley, profesor emérito del Centro de Salud y Medio Ambiente y de la Facultad de Veterinaria, y sus colegas, seleccionaron al azar 66 hembras en edad reproductiva de la colonia y así siguieron los resultados de la gestación. Los compararon con las gestaciones de los nueve años anteriores.
De todo el grupo, 45 hembras quedaron preñadas mientras los niveles de contaminación por humo eran altos, según las mediciones de partículas pequeñas (PM2.5). Veinte animales concibieron después de que la calidad del aire volviera a los niveles normales en diciembre. Y una sola hembra no quedó preñada.
Tras el periodo de gestación, nacieron 37 crías vivas de los 45 animales expuestos al humo de los fuegos al comienzo del embarazo. Esto supone una tasa de nacimiento del 82 %, mientras que durante los años anteriores, con una calidad de aire normal, estos valores oscilaron entre el 86 % y el 93%, de medio. De los 20 primates restantes, no expuestos a la contaminación durante el embarazo, nacieron crías vivas.
"Hubo un aumento de abortos espontáneos entre los primates expuestos al humo de los incendios forestales durante la temporada de cría 2018-2019 en comparación con los primates de las nueve temporadas de cría anteriores", certifica Willson. La mayoría de los gestaciones sí terminaron en un nacimiento exitoso, continúa.
Embarazadas, sensibles a la calidad del aire
Aunque hay algunas diferencias importantes, los macacos Rhesus se consideran un modelo animal útil para el embarazo humano. Estudios anteriores han asociado la mala calidad del aire con un menor peso al nacer en los bebés humanos, pero no con un mayor riesgo de aborto.
Según los investigadores, las embarazadas deberían considerarse un grupo sensible a la deficiente calidad del aire, de forma similar a las personas con asma u otras afecciones pulmonares. Willson recomendó minimizar el tiempo que se pasa al aire libre cuando el aire es insalubre para estos grupos sensibles, y usar una mascarilla que pueda filtrar las partículas finas.
Aunque el estudio no estableció una causa para el aumento de la tasa de abortos, el muestreo del aire sí mostró que el humo del Camp Fire contenía tanto material orgánico oxidado –probablemente procedente de la quema de vegetación– como ftalatos, derivado de la quema de plásticos en casas u otras estructuras construidas por el ser humano y que son disruptores endocrinos, dijo Willson.
En un trabajo anterior del Centro Nacional de Investigación de Primates de California, Lisa Miller, de la Facultad de Veterinaria de la UC Davis, demostró que la exposición natural de crías de macacos al humo de los incendios forestales tiene efectos a largo plazo en sus pulmones comparables a la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, o EPOC, en los seres humanos.