El rugido que conmovió al mundo: los siete días que convirtieron La Palma en un infierno
La vida en la 'isla bonita' no volverá a ser la misma tras la erupción de Cumbre Vieja, un fenómeno que todavía plantea múltiples incertidumbres.
26 septiembre, 2021 16:23Noticias relacionadas
Desde hace un semana, el mundo mira con inquietud hacia La Palma: la erupción del volcán de Cumbre Vieja en Cabeza de Vaca, la evacuación de los barrios de los Llanos de Aridane y las imágenes de la furia de la naturaleza han impactado y conmovido a partes iguales. La satisfacción por la eficacia del operativo que ha evitado daños personales contrasta con la magnitud de la catástrofe y las muchas dudas sobre el futuro de una zona de la que dependen miles de familias, en la que hay más de 6.000 desplazados, y que nunca volverá a ser la misma.
La colada de lava ha cubierto desde la erupción del domingo 19 de septiembre un total de 190,7 hectáreas, destruyendo hasta el momento 420 edificaciones, además de 15,2 kilómetros de carreteras, según los datos del satélite del programa Copernicus de la Unión Europea. La dirección del Plan Especial de Protección Civil ante Riesgo Volcánico (Pevolca) informaba el viernes de una intensificación de la una explosividad de la erupción con aumentos en la expulsión de material piroclástico y ceniza. El sábado, el cono del volcán se rompía, liberando una nueva colada que discurre por encima de las anteriores en dirección hacia el mar. Estas son las claves de unos días que ya forman parte de la historia:
Tiembla la tierra
La cadena de terremotos iniciada al oeste de la isla el sábado 11 de Septiembre fue el primer indicio de una posible erupción: todavía era pronto para asegurarlo, pero los mecanismos de vigilancia y protección ya estaban en marcha. El enjambre sísmico es un proceso que responde al "normal funcionamiento" de las islas, explicaba David Calvo, portavoz del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), a EL ESPAÑOL. El cuerpo magmático en la base del achipiélago empuja desde hace años hacia la supeficie, provocando terremotos a medida que gana energía cada vez más frecuentes, intensos y superficiales.
El Instituto Geográfico Nacional de La Palma ha registrado del orden de 1.500 movimientos de tierra en la isla desde aquél día. El domingo 19, a las 10.19 horas de la mañana, se registraban los mayores temblores, de una magnitud de 3,8 y con una deformación superior a 15 centímetros. Eran los prolegómenos de la erupción que ocurriría horas después. El desenlace tomaba a todos por sorpresa: el enjambre sísmico que anunció la erupción del Teneguía en 1971 se había prolongado durante tres meses.
La erupción
A las 15:12 horas de la tarde del domingo 19 de septiembre, tras sentirse un pequeño terremoto en la localidad de El Paso, el Cumbre Vieja entraba en erupción con una tremenda explosión y una gran columna de humo. La erupción, de tipo fisural, abría al menos siete bocas eruptivas que expulsaron coladas de lava, basaltos, piroclastos -magma fragmentado que se expulsa a través de la columna eruptiva al aire durante la erupción- y gases. Se trata de un volcán de tipo 'estromboliano', así llamado por la célebre isla italiana: una fenomenología "tranquila" en palabras del vulcanólogo Itahiza Domínguez del Instituto Geológico Nacional, ya que avanza con relativa lentitud pese a las empinadas laderas de la isla.
La erupción estromboliana podía considerarse una "suerte", manifestaba el profesor Arnau Folch del Instituto Geociencias Barcelona del CSIC, en términos de evacuaciones de la población y en el impacto en la calidad del aire. En un volcán de tipo 'hawaiano', como el Kilauea, habría lava muy fluida que recorrería terreno muy rápidamente. No se darían grandes explosiones porque los gases escapan fácilmente, pero inhabilitaría el espacio áereo -la ceniza es una "lija" para los motores de los aviones, explicaba el piloto Vicente González a Omicrono- como hizo el Eyjafjallajökull islandés en 2010.
Por otro lado, una erupción 'vulcaniana', enormemente explosiva, hubiera provocado una columna de 3 a 20 km de altura, arrojando escombros a kilómetros de distancia y levantando fuerte oleaje, aunque no tan grave como la hipótesis del 'megatsunami de La Palma' revitalizada en redes. Finalmente, una erupción 'pliniana' o 'vesubiana' sería la más inquietante: nubes de gas ardiente y ceniza que avanzan de forma fulgurante, sepultando ciudades de golpe como sucedió en Pompeya y Herculano.
La lengua de fuego
Al caer la noche del domingo, y en los días sucesivos, la sobrecogedora magnitud de la erupción se ha manifestado en las bocas eruptivas expulsando lava al rojo vivo que desciende por las laderas y entierra localidades como Todoque bajo volúmenes de hasta 12 metros y temperaturas superiores a los 1.300 grados centígrados. Según las imágenes por satélite del Servicio de Gestión de Emergencias de Copernicus, más de 400 viviendas han sido destruidas y hay cerca de 200 hectáreas afectadas, mientras la colada original avanza con lentitud -menos de un metro por hora- al ralentizarse por tener que empujar cada vez más material magmático enfriado.
Por otro lado, la expulsión de gases a través de la pluma volcánica, formada por cenizas, dióxido de carbono, dióxido de azufre y otras sustancias químicas, está alcanzando picos máximos de hasta 5.000 metros de altitud. Será en esas alturas donde los vientos los dirigirán hacia el sur, a las islas de La Gomera y El Hierro, y también a zonas "montañosas" de Tenerife, según avisaba la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Esto comporta una muy pequeña probabilidad de lluvia ácida, un fenómeno que se da cuando el agua adquiere un pH más elevado de lo normal. Sin embargo, precisa Aemet, el evento no supondría riesgo para la salud. Y aunque la ceniza alcanza numerosos puntos de La Palma con espesores de hasta tres centímetros, la calidad del aire tampoco se ha resentido en el archipiélago, según demuestra la monitorización continua, ya que la concentración más peligrosa de gases solo se da a gran altura, en zonas deshabitadas.
¿Qué pasará ahora?
El factor más angustioso para los desplazados de Los Llanos de Aridane es saber si podrán salvar sus terrenos y domicilios. En la tarde del vieres, una nueva boca eruptiva obligaba a evacuar también los barrios de Tajuya, Tacande de Arriba y Tacande de Abajo. Pese los esfuerzos titánicos de bomberos y voluntarios por tratar de desviar la colada y salvar el casco urbano de Todoque, el terreno sepultado quedará intransitable y estéril durante décadas, un duro golpe al cultivo del plátano.
La regeneración de la zona se podría potencialmente acelerar mediante una operación del CSIC consistente en transportar tierra fértil de otras zonas de la isla. Más complejo es el futuro de quienes han perdido su hogar: los planes de ayudas e indemnizaciones para los damnificados pueden chocar con las construcciones ilegales que no figuran en ningún registro.
Lo que pueden adelantar los especialistas es que la erupción puede intensificarse en cualquier momento, y tiene visos de ser duradera: puede durar de dos semanas a 24 días como ocurrió con el Teneguía, o prolongarse meses, como el medio año de actividad del Fagradalshraun en Islandia, que ya ha expulsado 143 millones de metros cúbicos de lava. Saber cuánto magma queda por salir es una de las incógnitas principales: el IGN trata de determinarlo a partir de la deformación del terreno -"es como si coges una sábana y metes dentro una pelota, la superficie se deforma y nos puede dar una idea de lo grande que es"- pero la incertidumbre es grande.
Queda finalmente por averiguar cuándo llegaría la lava al mar, lo que provocaría una gran nube de vapor que no comporta riesgo para la salud. Aunque las primeras coladas se ralentizaron, la que brota del nuevo foco eruptivo del sábado es "más fluida y rápida". En función de la cantidad, el daño a los ecosistemas marinos será mayor o menor -aunque se espera que se recuperen rápidamente, como ocurrió con el volcán submarino de El Hierro en 2011- y podría llegar a formarse una nueva península. Como ha sucedido en otras eurpciones, este nuevo territorio sería propiedad del Estado, según recordaba Diario de Avisos.