No hay duda de que el cambio climático ocupa ya buena parte de las grandes preocupaciones de la población. Según una encuesta reciente de Eurobarómetro, el 90% de las personas en España considera el cambio climático como un problema grave, unas cifras que se pueden extrapolar al resto de países de Europa y que muestran que la población está cada vez más concienciada con la protección del medioambiente. El 24 de octubre se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático, una fecha para sensibilizar sobre los efectos del calentamiento global y el grave peligro que acarrean sus consecuencias, algunas ya irreversibles.
El cambio climático tiene efectos directos sobre uno de los recursos naturales más esenciales, el agua. Provoca variaciones en sus ciclos, episodios extremos cada vez más frecuentes como inundaciones y sequías, dificulta la previsión de la disponibilidad de recursos, disminuye su calidad. Todo acaba influyendo en el agravamiento de un problema global: la escasez de agua. Según estimaciones de la ONU, en apenas 10 años, en 2030, el 47% de la población mundial vivirá en áreas con estrés hídrico.
En este contexto de mayor demanda de recursos -se espera que la población mundial alcance los 8.500 millones en 2030- se necesitará más agua para poder atender las necesidades de la agricultura, las industrias y las ciudades. Los organismos internacionales señalan a España como uno de los países de Europa que más efecto sufrirá por el cambio climático, y de hecho es, junto a Grecia, el único país europeo que aparece en la lista de países más afectados por el estrés hídrico elaborada por el World Resources Institute (WRI).
Un plan climático para hacer frente al futuro
Es fácil concluir que la gestión y disponibilidad del agua es un desafío al que nos tendremos que enfrentar en un periodo de tiempo no muy largo. Por ello empresas especializadas en la gestión del agua, como Agbar, que cuenta con una trayectoria de más de 150 años, ofrecen soluciones innovadoras para una gestión sostenible del agua y los recursos naturales. En España, el grupo presta servicios de abastecimiento de agua potable a más de 12 millones de personas, en más de 1.000 municipios a lo largo del territorio nacional.
Como responsables de la gestión de un recurso esencial para la vida y la naturaleza, Agbar dispone de una estrategia climática alineada con los grandes objetivos internacionales: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, la Agenda 2030, y el Green Deal, que pretende convertir a Europa en el primer continente neutral para 2050. Para contribuir con el cumplimiento de estos, el plan climático de Agbar se basa en las siguientes cuatro líneas de actuación.
Reducción del 45% de las emisiones en 2030
La reducción de emisiones de CO2 es uno de los grandes retos a nivel mundial, que comienza con la transición energética a las energías renovables. Agbar se ha propuesto reducir el 45% de sus emisiones en 2030 y para ello apuesta por el uso de energías verdes, tanto en sus instalaciones como en su flota de vehículos eléctricos. En 2020, el grupo ha conseguido generar 87,3 GWh de energía renovable, que proviene en un 91% del aprovechamiento del biogás generado en las estaciones depuradoras, un 6% de la energía solar fotovoltaica y un 3% de turbinas hidráulicas.
Desarrollar planes de resiliencia
Una gestión responsable del agua, basada en el desarrollo de planes de resiliencia, es fundamental para proteger los ecosistemas frente al cambio climático y para ello Agbar está llevando a cabo actuaciones concretas como el proyecto Guardian, una infraestructura hidráulica en el Parc Natural del Túria (Valencia) que utiliza el agua reutilizada para riego y en la prevención contra incendios forestales.
La infraestructura se compone de 40 cañones de agua, una red de sensores que monitorizan el bosque en tiempo real, una estación regeneradora de agua que dispone de la tecnología más avanzada para poder convertir el agua depurada en apta para su uso en este pulmón verde y se complementa con el trabajo forestal llevado a cabo en las 37,34 hectáreas de bosque.
El proyecto, único en Europa, es fruto de la colaboración entre Hidraqua (empresa del grupo Agbar que opera en Comunidad Valenciana), el Ayuntamiento de Riba-roja de Túria, el Ayuntamiento de Paterna, Medi XXI, Universidad de Valencia, Universidad Politécnica de Valencia y Cetaqua. Además, Agbar está trabajando por replicar el proyecto en otras ciudades españolas que necesitan protegerse y prepararse ante el incremento del riesgo de incendios.
Economía circular y residuos 0
El sector del agua también puede contribuir a una mejor gestión de los residuos y por ello el grupo Agbar ha puesto en marcha un nuevo modelo de depuradora, denominado biofactoría, con el objetivo de promover la economía circular. Estas nuevas depuradoras permiten reutilizar el 100% del agua que depura la planta y recuperar el 100% de los residuos generados de manera que puedan aprovecharse. Este proceso busca, además, un balance energético cero pues la energía consumida se produce en la misma planta.
La biofactoría de Granada se ha convertido en un referente de la economía circular a escala internacional. Se ha conseguido que prácticamente el 100% del agua depurada se reutilice para el riego de cultivos leñosos; que casi la totalidad de los lodos arenas y grasas se valoricen como abono en agricultura o jardinería, y que se alcance la autosuficiencia energética durante algunos meses del año. Su modelo de gestión incluso ha sido reconocido como buena práctica por la publicación European Circular Economy Stakeholder Platform.
Infraestructuras basadas en la naturaleza
Si queremos proteger la naturaleza será necesario desarrollar modelos responsables que puedan integrarse en ella sin alterar su curso natural. Como ejemplo, la actuación de Agbar en el Delta del Ebro, donde gestiona humedales artificiales de depuración, que purifican el agua utilizada para el cultivo del arroz mediante el uso de la vegetación acuática y los microorganismos. Estos sistemas de depuración han permitido crear espacios de gran valor ecológico, de hecho en 2020 los humedales artificiales de depuración de Illa de Mar y l’Embut han sido declarados reserva natural de fauna salvaje por el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña. A día de hoy es una zona de alto interés ornitológico, que ofrece espacios para la observación de aves, algunas de ellas amenazadas, paseos naturalistas y educación ambiental.