El mayor glaciar de la Antártida se resquebraja: el drama que se avecina
Las últimas mediciones muestran nuevas grietas en distintas partes del glaciar que podrían acelerar su colapso en el próximo lustro.
22 diciembre, 2021 06:04Noticias relacionadas
El mayor glaciar antártico está empezando a mostrar líneas de debilidad que preocupan a los científicos. El calentamiento de los océanos está aumentando las temperaturas en la Antártida y, como consecuencia, el hielo de glaciares como el Thwaites, de un tamaño similar al Reino Unido, está resquebrajándose. Las últimas mediciones del equipo internacional de científicos que estudia desde hace años el estado de este enorme bloque de hielo muestran que se han formado fracturas y grietas que están creciendo y que aceleran su desaparición.
Este glaciar de la Antártida occidental contiene tanto agua como para elevar el nivel del mar en todo el mundo en más de medio metro. De hecho, ya cada año el derretimiento paulatino que se produce en la región contribuye en un 4% al aumento del nivel del mar en el mundo. Por esta razón, los expertos siguen muy de cerca su evolución. Por ello, y porque hay muchos otros grandes glaciares en la Antártida que también están retrocediendo y derritiéndose a medida que el Océano Austral se calienta.
Sólo un mes después del fin de la COP26 en Glasgow, esta advertencia se diluye entre la preocupación por el aumento de los contagios por la Covid-19. El peligro de que el glaciar -de unos 300 metros de espesor- se derrita, podría ocurrir en el próximo lustro. Los científicos del International Thwaites Glacier Collaboration muestran en una nueva investigación que su estado actual es crítico y que su colapso se podría iniciar en unos cinco años al ritmo actual de calentamiento.
Peter Davis, oceanógrafo del British Antarctic Survey (BAS), explica en un comunicado que Thwaites ha cambiado "drásticamente" en los últimos 30 años. El glaciar se encuentra sobre una plataforma de hielo que, a su vez, se mantiene en su sitio por una montaña submarina. Según Davis, lo que muestran las recientes investigaciones es que esa plataforma de hielo se está derritiendo, lo que está haciendo que pierda estabilidad sobre la montaña en la que se sostiene. Al mismo tiempo, se están formando fracturas masivas en la superficie de la plataforma de hielo.
La investigación sugiere que, al ritmo actual de cambio, esta plataforma de hielo crítica comenzará a romperse en las próximas dos décadas, con graves consecuencias para la estabilidad del glaciar Thwaites y, a su vez, para el nivel del mar a nivel global, que podría aumentar hasta 60 centímetros. Así lo asegura la investigadora Erin Petitt, profesora asociada de la Universidad Estatal de Oregón, que señala que "esta extensión flotante del glaciar Thwaites probablemente solo sobrevivirá unos pocos años más".
Los océanos se calientan
La temperatura de los océanos se está incrementando, lo que deja en una situación muy vulnerable al continente antártico. Una publicación reciente de Nature Climate Change advertía de que la Corriente Circumpolar Antártica (CCA), la única que circunnavega el planeta, se ha acelerado.
Los científicos, con décadas a sus espaldas estudiando sus fluctuaciones, encontraron que el calentamiento global no sólo está influyendo en el aumento de la temperatura de los océanos y en la normal velocidad de la masa ingente de agua que representa la CC, sino que ambos factores están, además, favoreciendo el deshielo de la Antártida.
Y esto es algo que se corrobora con otras investigaciones realizadas sobre el terreno. En el marco del proyecto del International Thwaites Glacier Collaboration, David y su equipo utilizaron agua caliente para abrir orificios de acceso desde la superficie del hielo hasta la cavidad del océano cientos de metros más abajo. De esta manera, pudieron comprobar cómo la llamada zona de puesta a tierra, donde el glaciar se eleva del lecho marino, estaba soportando aguas cálidas para los estándares polares y saladas, lo que genera "las mejores condiciones para derretir la plataforma de hielo desde abajo", asegura en un comunicado.
Como ellos, Peter Washam, investigador asociado de la Universidad de Cornell, también estudia la plataforma de hielo que sostiene el glaciar. Su equipo bajó un robot submarino a control remoto a través de esos agujeros para tomar medidas del océano, del hielo y del fondo marino. Washam describe la zona de puesta a tierra como "caótica", con agua tibia, hielo escarpado y un fondo empinado e inclinado que permite que el agua derrita rápidamente la capa de hielo desde abajo.
Aunque el glaciar Thwaites no es lo único que mantiene preocupados a los expertos, porque hay muchos otros grandes glaciares en la Antártida que también están retrocediendo. En su mayoría están sujetos por este enorme glaciar que actúa como una especie de tapón que bloquea su salida al mar. Si Thwaites se derrumbara, los científicos creen que el derretimiento de los demás se aceleraría, lo que provocaría un aumento global del nivel del mar de varios metros muy preocupante.
Por el momento, los niveles del mar están aumentando rápidamente: la tasa anual de aumento se duplicó con creces de 1,4 mm a 3,6 mm entre 2006 y 2015. Y aunque de momento unos pocos milímetros al año no tengan consecuencias notorias, los autores de la investigación aseguran que la pérdida de sólo una pequeña parte de Thwaites no sólo aceleraría este proceso aún más, sino que probablemente aumentaría la severidad de las marejadas ciclónicas o inundaciones costeras.
Hasta ahora, el consenso de los científicos expertos en glaciares solía ser que se necesitarían siglos de calentamiento global antes de que estos grandes bloques de hielo como Thwaites colapsaran. No obstante, tras la rápida e inesperada pérdida de hielo marino en el Ártico y el deshielo repentino de la barrera de hielo Larsen en las últimas décadas, consideran posible que suceda antes de lo previsto en la Antártida.
El hielo antártico se encuentra principalmente en tierra, por lo que cualquier derretimiento aumenta el nivel del mar. Lo que está ocurriendo con Thwaites subraya el hecho de que el calentamiento global y los glaciares no esperan a las decisiones políticas. Cada año las emisiones de gases de efecto invernadero aceleran el proceso que ya se ha iniciado en zonas vulnerables como la Antártida.