Mares y océanos están repletos de diminutos organismos como hongos, algas y bacterias, pero también de células cancerígenas. Por muy extraño que esto parezca en algunos tipos de cáncer, las células tumorales se comportan como parásitos que pueden transmitirse directamente entre individuos.
Aunque el contagio de esta enfermedad es algo poco habitual, como ocurre en perros o demonios de Tasmania, los cánceres transmisibles sí pueden ser comunes bajo el mar. Y en estos casos son los bivalvos marinos como las almejas, berberechos y mejillones los que pueden infectar un tipo de cáncer de la sangre, similar a la leucemia, llamado neoplasia hémica, que se caracteriza por la proliferación descontrolada de células similares a las sanguíneas.
Cuando esto sucede, estas células cancerosas pueden abandonar el huésped que las generó y vivir en el medio marino hasta contagiar a un nuevo huésped. Un nuevo estudio, publicado en la revista eLife, demuestra que incluso puede extenderse a través de las diferentes especies de bivalvos.
Para ello, el proyecto europeo Scuba Cancers, en el que participan el grupo Genomas y Enfermedad del CiMUS de la Universidad de Santiago de Compostela y otros investigadores de Portugal, Francia, Irlanda y Croacia, ha permitido analizar la prevalencia de esta enfermedad en la especie Venus verrucosa, conocida como almejón, que se encuentra en la costa atlántica de Europa y el mar Mediterráneo.
Los científicos recogieron más de 500 especímenes de almejas en ocho puntos de muestreo en cinco países europeos, entre el los España (Galicia y Baleares). Los resultados confirman que este cáncer de sangre contagioso se propagó entre las almejas que viven en el océano Atlántico y el mar Mediterráneo saltando de una especie de almeja a otra.
De un mar a otro de especie en especie
Las tecnologías de secuenciación de ADN han permitido descubrir que las células cancerígenas de la especie original "pueden saltar entre especies comportándose de manera infecciosa", apunta la investigadora del CiMUS, Alicia L. Bruzos. Así el cáncer se originó en una sola almeja, posteriormente se hizo infeccioso y se propagó entre las almejas V. verrucosa.
El cáncer contenía secuencias genéticas tanto del almejón como de otra especie de almeja, que fue identificada como una chirla, Chamelea gallina.
De este modo, el estudio del ADN, tanto nuclear como mitocondrial, reveló que este cáncer se originó en una almeja donante diferente que habita las mismas regiones que las primeras almejas receptoras. Según los investigadores, el contagio de cáncer entre especies cercanas alerta, por tanto, del peligro que suponen estos cánceres contagiosos.
"Como esto puede suponer una amenaza potencial para la ecología marina, tenemos que seguir estudiando y controlando los patógenos, incluidos los cánceres, para ayudar a proteger estas especies", indica el autor principal, José Tubío, investigador de Genomas y Enfermedades de la USC.
¿Cómo pudieron llegar tan lejos?
Los resultados se suman a la evidencia de que los cánceres pueden propagarse entre diferentes especies de moluscos y sugieren que las actividades humanas pueden estar contribuyendo inadvertidamente a la propagación de estos cánceres a nuevos lugares y especies.
Según los investigadores, la similitud genética de las células cancerosas encontradas en las almejas Venus verrucosa, tanto en el océano Atlántico como en el mar Mediterráneo, sugiere que "las actividades de navegación humana pueden haber transportado el cáncer de una región a otra", afirma Bruzos, ahora en el Instituto Francis Crick de Londres (Reino Unido).
El equipo espera ahora llevar a cabo más estudios para determinar la edad de los tumores en sus especímenes de almeja y explorar durante cuánto tiempo puede haberse propagado el cáncer entre estas especies.
Por otra parte, "el estudio genético de estos cánceres contagiosos es un nuevo punto de vista para intentar entender la metástasis. Con este nuevo caso de cáncer contagioso ahora contamos con más modelos para estudiar las causas genéticas de la transmisibilidad del cáncer", concluye Tubío.