La periodista y escritora estadounidense Elizabeth Kolbert que ha publicado en las últimas tres décadas en la revista The New Yorker reportajes acerca de los grandes retos ambientales ha sido reconocida con el Premio Biophilia de Comunicación Medioambiental que otorga la Fundación BBVA. Este galardón pone en valor "su extraordinaria capacidad para comunicar de manera rigurosa y atractiva los principales desafíos medioambientales de nuestro tiempo, el cambio climático y la crisis de biodiversidad, a una amplia audiencia global", según ha resaltado el acta del jurado.
Además de las publicaciones periódicas, los libros de Kolbert cuentan con un gran impacto a nivel internacional, por lo que se ha convertido en una de las autoras ambientales más influyentes de su generación. El presidente del jurado de esta edición, el investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales Miguel B. Araújo, ha señalado en un comunicado la "excepcional calidad" que ofrecen los escritos de la periodista.
En especial, se ha reconocido su contribución en la publicación del libro La Sexta Extinción, galardonado con el Premio Pulitzer. En él se documenta en profundidad la galopante pérdida de especies que está padeciendo el planeta, por lo que se ha convertido en "una obra de enorme referencia internacional".
El jurado también la ha considerado todo un ejemplo de cómo el "periodismo especializado puede contribuir de manera fundamental tanto a difundir el mejor conocimiento sobre los grandes retos ambientales como a concienciar y sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de actuar para afrontarlos". Una labor que Kolbert ha realizado mediante "su robusta solvencia científica y la excelencia literaria de su trabajo".
"El papel del periodismo ambiental en estos momentos es crucial", asegura la periodista en una entrevista realizada tras conocer la concesión del Premio Biophilia. "El conocimiento, si no es exactamente poder, al menos es la condición esencial para la acción efectiva. Tenemos que comprender los problemas a los que nos enfrentamos, y su escala. Una ciudadanía bien informada es la mejor apuesta para resolver nuestros problemas".
La primera mujer premiada
La primera edición del Premio Biophilia a la Comunicación Medioambiental se otorgó al periodista irlandés y corresponsal ambiental de la BBC Matt McGrath por su "inspiradora carrera de más de dos décadas en las que ha informado al público acerca de los cambio globales en el clima". Por su parte, en su segundo año —que estuvo marcado por la pandemia de coronavirus— premió al medio británico The Guardian al lograr "un impacto transformador en la comunidad global a raíz de su cobertura potente y eficaz de temas, debates y noticias medioambientales".
El pasado año la Fundación BBVA entregó el galardón al corresponsal ambiental y coordinador para el cambio climático de la Agencia France-Presse Marlowe Hood. El jurado de esta ocasión resaltaba "su capacidad para sintetizar y explicar de forma sencilla modelos y estudios científicos complejos", así como "su visión amplia en la comunicación del cambio climático".
En su última edición hasta la fecha, Kolbert se ha convertido en la primera periodista en recibir el Premio Biophilia a la Comunicación Medioambiental. Aunque no se trata de primer reconocimiento, pues ya en 2006 ganó el Premio Nacional de Revistas que otorga la American Society of Magazine Editors por su serie de reportajes "El clima del hombre", publicado en The New Yorker, donde es redactora desde 1999. Anteriormente trabajó en The New York Times, escribiendo la columna "El metro importa" (Metro Matters, en inglés) y también llegó a ser jefa de la oficina del periódico estadounidense en Albany, la capital del estado de Nueva York.
Sin embargo, no fue hasta 2001 cuando la periodista se especializara en cubrir temas medioambientales, ya que antes había tratado información política. "El presidente George W. Bush había decidido retirarse del Protocolo de Kioto, y se me ocurrió la idea, bastante extravagante en aquella época, de realizar una serie de reportajes para analizar en profundidad si el cambio climático realmente era un problema que debía preocuparnos a todos", recuerda Kolbert.
Con este objetivo en mente viajó a Groenlandia, una experiencia que marcó su vida profesional para siempre, y le impulsó a dedicarse al periodismo ambiental. Allí acompañó a un equipo de científicos daneses que estaban investigando el deshielo desencadenado por el calentamiento global, y le explicaron que este proceso, provocado por la acción del ser humano, era "una cuestión de pura física, que no se podía cuestionar". Esta expedición a una región del planeta donde empezaba a percibirse el impacto del cambio climático le convenció de que "si esto era así, y lo estaban verificando fuentes científicas acreditadas, la gente lo tenía que saber".
La propia Kolbert recuerda aquellos años como unos "tiempos en los que el tema del cambio climático se seguía cubriendo como si fuera una cuestión discutida dentro de la propia comunidad científica, con investigadores a favor y en contra". Frente a estos negacionistas del cambio climático, la periodista estadounidense documentó sólidamente su trabajo periodístico, recurriendo a los expertos científicos más solventes, para trasladar el mensaje de que "el cambio climático es real y va a afectar a todo el mundo".