Julio de 2023 será recordado como el mes más caluroso jamás registrado en la Tierra. El récord en España no ha sido de tal envergadura, situándose como el sexto julio más cálido en más de 60 años, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Pese a esto, el número de días de ola de calor en nuestro país da buena muestra de que las temperaturas estivales cada vez son más elevadas. Un aumento que, al menos de momento, no se ha visto reflejado en los incendios forestales.
En 2022 se registraron un total de 41 grandes incendios forestales —es decir, aquellos que superan las 500 hectáreas de tierra calcinada— hasta el 31 de julio. Para las mismas fechas, este año 'sólo' se han producido 16, según las cifras provisionales que las comunidades autónomas proporcionan al Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO). Una quincena de ellos se dieron en la primera mitad de este año. Durante este periodo, la media en la última década era de cuatro incendios.
Los registros de los seis primeros meses de 2023 pusieron sobre aviso a los ingenieros forestales. "Estábamos muy asustados porque se nos venía un verano muy complicado porque arrastrábamos una sequía durante todo el otoño, el invierno y la primavera", reconoce el decano territorial de la Comunidad de Madrid del Colegio de Ingenieros Técnicos Forestales y experto en meteorología aplicada a los incendios Carlos Madrigal. "La vegetación en España llevaba muchos meses sin recibir una gota de agua".
'Salvación' de una primavera tardía
La sequía que se venía arrastrando desde el pasado año se detuvo a comienzos de junio, cuando volvió a llover. "Quizás no lo hizo en abundancia, pero sí fue lo suficiente como para que la vegetación se hidratara". Esta es la hipótesis que baraja Madrigal acerca del número de incendios forestales que se han producido este verano, teniendo en cuenta las temperaturas anómalas que se están dando. "Si hubiera llovido en primavera, como era lo previsible, ya llevaríamos dos meses sin precipitaciones y la vegetación hubiera acusado mucho esa sequía".
Pero, como advierte Madrigal, la situación está cambiando. "Aunque todavía se mantienen las condiciones como para evitar una gran propagación, los incendios de Cádiz o Gerona [que no se han contabilizado aún en los datos provisionales del MITECO] demuestran que en muchas zonas de España la vegetación ya está seca". Es probable entonces que a partir de esta semana veamos una mayor actividad en cuanto al régimen de incendios.
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"Eso sí, la primera parte del verano la hemos 'salvado'", tranquiliza este ingeniero forestal. "Ahora queda la segunda, en la que todo está por decidir". Y es que si se mantienen las temperaturas por encima de los 40 ºC y la sequía, Madrigal no descarta que pueda haber incendios graves.
Uno de los aspectos positivos es que, pasada la quincena de agosto, los noches serán más largas. "Tal vez esto haga que los incendios no presenten un comportamiento tan agresivo como el de julio, cuando los días son más largos". Este verano también se diferencia del anterior, el más cálido hasta la fecha, en la persistencia del calor intenso. "Este año hay más subidas y bajadas de temperatura", como señalan desde la AEMET. Además, inciden en que la duración de las dos olas de calor de julio de 2023 ha sido más breve que las del año pasado.
Esta oscilación tal vez explique que las altas temperaturas hayan provocado la muerte a 1.320 personas desde el 1 de junio en España, según los datos que el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha publicado este miércoles. Esta cifra supone un 63% menos de defunciones que en el mismo periodo de 2022, en el que se produjeron 3.607.
12.000 campos de fútbol
La muerte de la primavera en España también ha provocado que las campañas de incendios en nuestro país se hayan extendido en el tiempo. "Lo habitual era que comenzara en los meses de verano, aunque ahora no sólo empiezan antes sino que terminan más tarde", señala Madrigal.
En su opinión, el cambio climático está haciendo cambiar el clima de la Península tanto que "los fuegos que se propagan ahora son muchos más graves que hace 20 años". Basta con echar un vistazo a las cifras ofrecidas por el Ministerio: en 2013 la superficie forestal calcinada hasta el 31 de julio fue de 21.231,63 hectáreas; una década más tarde la cifra ya se ha triplicado para el mismo periodo (63.802,52).
Esta cifra equivale al 54,5% de la superficie quemada en este periodo en los 23 países de la Unión Europea, según la estimación en tiempo real del Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS, por sus siglas en inglés), que basa sus cálculos en imágenes satelitales de Copernicus. También supone el 83,6% de las hectáreas ardidas de media en España a lo largo del año entre 2006 y 2002.
Volviendo a nivel nacional, el incendio de Las Hurdes y Gata (Cáceres), que tuvo lugar entre el 17 y el 20 de mayo, fue el más grave en lo que va de año: arrasó a una superficie de 10.843 hectáreas (una dimensión similar a 12.000 campos de fútbol).
Éste fue el principal motivo por el que los ingenieros forestales preveían una campaña muy mala: "Era un gran incendio forestal acorde a julio y se estaba produciendo dos meses antes". Sin embargo, a día de hoy todo apunta a que la superficie calcinada será bastante inferior al año pasado (casi 310.000 hectáreas). "Esto no quita que los incendios forestales hayan pasado a ser un problema de primer orden en los últimos años", concluye Madrigal.