La segunda entrega de Megalodón dejará a muchos espectadores fascinados por la capacidad depredadora de este monstruo marino. Aunque lo que tal vez no sepan es que uno de los primeros en documentar la presencia de esta bestia prehistórica en las costas españolas fue Antonio Machado y Núñez (Cádiz, 1815-1896), abuelo del ilustre poeta sevillano.
La sombra del nieto, de hecho, es tan alargada que ha llegado a eclipsar al que fuera el primer darwinista de España. Corría el año 1859 cuando, recién publicado El origen de las especies, Machado y Núñez se enfrentó incluso a la Iglesia por defender las tesis de Charles Darwin.
"Antonio Machado era una persona que salió mucho al campo y en una de estas expediciones halló un diente de megalodón en Cartaya (Huelva)". Quien habla es el director del Museo de Geología de la Universidad de Sevilla (MUGUS) Antonio Romero. En esta colección museográfica, que tiene su origen en el Gabinete de Historia Natural fundado en 1850 por este naturalista, está precisamente uno de los dientes de megalodón que recolectó a mediados del siglo XIX. "Si no fue el primero, debió ser uno de los primeros en descubrir una pieza como ésta", asegura Romero en declaraciones a EL ESPAÑOL.
El diente de megalodón no es la única pieza que se puede encontrar en el museo hispalense gracias a Machado y Núñez. Éste fue creando una gran colección a partir de las excursiones que realizó por todo el mundo. Entre las que quedan, destacan 17 meteoritos y numerosos minerales hallados en las minas andaluzas. Algunos de ellos son tan raros como la plata nativa filamentosa de Herrerías (Almería) o la piromorfita de Horcajo (Ciudad Real).
El científico naturalista también fue "uno de los primeros en preocuparse por la conservación de Doñana", según el investigador Daniel Pineda Novo, autor del libro Antonio Machado Núñez. Naturalista y político. Este escritor y poeta trata de desterrar las consideraciones de "abuelo de los Machado" y "catedrático" que suelen acompañar al primero de la saga Machado. "Era mucho más que todo eso, era un científico renacentista: médico, naturalista, botánico, zoólogo, humanista... Todo al mismo tiempo", explica Pineda en una entrevista con El Mundo.
Médico, alcalde y masón
En realidad, Antonio Machado y Núñez no estaba destinado a ser recordado como "uno de los mayores naturalistas". En su ciudad natal estudió Filosofía y posteriormente Medicina y Cirugía. Después de dos años de ejercer la profesión médica, inició un viaje por las Antillas y Centroamérica, donde también se dedicó a la medicina por un tiempo.
En su vuelta a Europa, se especializó en La Sorbona en Química con Mateo Orfila y Louis Léon Rostan. Finalmente regresó a España, donde obtuvo la Cátedra de Historia Natural, que desempeñó durante más de 30 años en la universidad hispalense, de la que también sería rector en varias ocasiones. También llegó a ser alcalde de la capital andaluza.
Como librepensador y un hombre de profundas ideas liberales, flirteó con la masonería. Militó en la logia Fraternidad Ibérica número 29, donde recibió el sobrenombre masón de Toby al convertirse en Venerable Maestro de la misma. Sus primeras publicaciones naturalistas se interesaron por la fauna de los vertebrados de Andalucía y sus terrenos geológicos. De esta forma, dejó unos notables catálogos sobre aves, peces, anfibios, reptiles y mamíferos.
[El megalodón era más grande, más rápido y más feroz: devoraba presas del tamaño de una orca]
En 1871 puso de manifiesto su apoyo más decidido al darwinismo en su artículo 'Cuestión prehistórica', publicado en la Revista Mensual de Filosofía, Literatura y Ciencias de Sevilla. Se manifestó favorable a la teoría evolutiva de Darwin, quien defendió que las especies cambian con el tiempo aunque todas ellas comparten un ancestro común. A principios de la década de 1880 pasó a Madrid, en cuya universidad concluyó la carrera docente del padre del folclorista Antonio Machado Álvarez y abuelo de los poetas Antonio y Manuel Machado.
16 metros de largo
El recolectado por Machado y Núñez a mediados del siglo XIX no es el único diente de megalodón que se ha encontrado en Andalucía a lo largo de los últimos 200 años. Uno de los más recientes se halló en 1981 en las canteras de diatomita de San Félix en Porcuna (Jaén). Los investigadores de la universidad jienense Matías Reolid y José Miguel Molina determinaron, en el primer estudio científico acerca de dientes de esta especie en la Península Ibérica, que perteneció al megalodón (Carcharocles megalodon).
Este animal es el mayor tiburón del que tenemos constancia. Aunque, en realidad, su tamaño sólo se puede estimar a partir de su dentadura. "El diente es proporcional a la envergadura del organismo", señala Romero. Así, estos monstruos marinos medían 16 metros de largo; o lo que es lo mismo, más del doble que el gran tiburón blanco. Su cabeza podía superar los cuatro metros de longitud, mientras que la aleta dorsal y la cola tenían una extensión de 1,62 y 3,84 metros, respectivamente.
Por tanto, es bastante más pequeño que los monstruos de unos 20 metros de longitud que aparecen en las películas, como denuncia el paleobiólogo de la Universidad de Bristol (Reino Unido) Jack Cooper a National Geographic España. Este artículo publicado en The Conversation enumera alguno de los errores que se cometen en la última entrega de Megalodón.
El director del MUGUS también cree que estas películas juegan un flaco favor para el tiburón. "Parece que el ser humano es una presa del tiburón. Y no es así, somos nosotros los que estamos invadiendo su territorio", incide Romero. Sin embargo, puede que, como apunta Cooper, este tipo de obras despierten el interés por la paleobiología. Quién sabe si lo hará incluso en el Antonio Machado y Núñez del siglo XXI.