La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha tenido que celebrar 28 cumbres del clima para abordar por primera vez los efectos del cambio climático en la salud. Su impacto, sin embargo, va más allá de que la incidencia de algunas enfermedades aumente. Al ser más frecuentes por el cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos también pueden provocar el cierre de centros hospitalarios, con el consecuente riesgo vital que tendría para los pacientes.
De hecho, si no se produjera una eliminación rápida de los combustibles fósiles, uno de cada 12 hospitales en el mundo desaparecerá a finales de este siglo por los fenómenos meteorológicos extremos. Esta es la conclusión a la que ha llegado la organización de análisis de riesgos climáticos XDI después de haber analizado cómo afectan las emisiones continuadas de gases a los huracanes, las fuertes tormentas, las inundaciones e incendios forestales en las ubicaciones de 200.000 hospitales.
"Nuestro análisis demuestra que los riesgos [del cambio climático] para la salud mundial se agravarán aún más, puesto que miles de hospitales se volverán incapaces de prestar servicios durante las crisis", aseguró Karl Mallon, director de Ciencia y Tecnología de XDI, durante la presentación del informe en la COP28 que se celebra estos días en Dubái.
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El estudio revela que un total de 16.245 hospitales correrá un alto riesgo de cierre en el año 2100. La cifra supone casi el doble de los que se encuentran ahora en esta situación. Además, los resultados apuntan a las zonas con menos recursos como las más afectadas: el 71% de los hospitales en alto riesgo (11.512) se sitúan en países de ingresos bajos y medios.
Hospitales españoles en riesgo
El citado informe también ha señalado a 35 hospitales españoles por estar en alto riesgo de cierre para finales de este siglo. La comunidad autónoma más afectada por los fenómenos meteorológicos extremos sería Andalucía, con hasta seis centros hospitalarios.
"La exposición a la costa, sobre todo en regiones con muchos complejos hospitalarios cerca del mar, es un claro fenómeno de riesgo. Pero no es el único", asegura el investigador del Instituto de Física de Cantabria (IFCA-CSIC) y coautor del sexto informe sobre cambio climático del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), José Manuel Gutiérrez.
Pese a no haber participado en el estudio, las palabras de Gutiérrez concuerdan con los resultados obtenidos. Y es que de las cuatro comunidades que ostentan el segundo puesto (con cuatro hospitales en alto riesgo), sólo dos de ellas (Cataluña y el País Vasco) se sitúan en la costa, a diferencia de Castilla-La Mancha y Aragón. "Igual en estas comunidades hay más hospitales que se encuentran en zonas inundables", sospecha.
Aun así, cree que el riesgo de un hospital no dependerá tanto de su ubicación geográfica como de su vulnerabilidad: "Las diferencias entre comunidades no van a marcar una tendencia clara. Para hacer una conexión directa con el cambio climático, hay que entenderlo a nivel regional".
En este sentido, el sudeste asiático es la región con los centros hospitalarios más vulnerables a los daños ocasionados por fenómenos meteorológicos extremos en la actualidad, con un 10,76%. Este porcentaje ascenderá hasta el 18,4% (uno de cada cinco hospitales) si no se reducen las emisiones de combustibles fósiles.
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Gutiérrez incide en realizar las comparaciones a nivel regional: "En Europa, por ejemplo, no será igual en el sur que en el norte, donde el impacto se espera que aumente de forma más clara". A tenor de los datos del informe, el daño medio por fenómenos meteorológicos en los hospitales escandinavos aumentará un 408% (como sucede en el caso de Islandia), frente al 172% que se prevé para España, desde 1990 a finales de siglo.
"Un margen muy pequeño"
Para analizar el número de hospitales en alto riesgo por fenómenos meteorológicos extremos, el informe plantea dos escenarios posibles: el RCP2.6 y el RCP8.5. "Digamos que uno es 'el bueno' y el otro es 'el malo'", sintetiza Gutiérrez, quien cree que estamos más cerca del segundo: "A día de hoy, y en términos realistas, no estamos cumpliendo con los compromisos".
"Es que no hay que esperar a 2050, lo estamos observando ya", añade Francisco J. Doblas-Reyes, director del departamento de Ciencias de la Tierra del Centro Nacional de Supercomputación de Barcelona y otro de los investigadores españoles que participó en el sexto informe del IPCC.
El objetivo para 2030 es reducir las emisiones en un 30%, manteniendo así el aumento de la temperatura global promedio por debajo de los 2 °C, según lo acordado en el Acuerdo de París. "Si en los seis años que quedan no se producen reducciones drásticas de las emisiones, perderemos esa ventana de actuación. El margen es muy pequeño", opina Gutiérrez.
Además de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, Doblas-Reyes advierte que habrá enfermedades que se convertirán en "inevitables, como el dengue o la malaria, ya que existe un riesgo muy grande de que estos mosquitos se puedan volver a introducir en nuestro territorio". Como explica este artículo de EL ESPAÑOL, el calentamiento global favorece que los mosquitos transmisores desarrollen su vida en latitudes donde antes no prosperaban.
Para ello, serán necesarios unos mecanismos de adaptación que, en lo que se refiere a los fenómenos meteorológicos extremos, parecen haberse implantados. "La ola de calor de 2003 dejó unos niveles de mortandad escalofriantes en Francia. Desde entonces, no ha habido un nivel de mortalidad tan alto porque se han tomado medidas", valora Doblas-Reyes.
Entiende también que los hospitales tendrán que estar preparados debido a la vulnerabilidad de los enfermos bajos estas condiciones anómalas. Aunque para que esto suceda, evidentemente, deberán seguir 'en pie': "A ver si por no invertir en mitigar el cambio climático, vamos a tener que hacerlo en reubicar hospitales", vaticina Gutiérrez.