Sin tiempo de despedirnos en condiciones de Gabriel, la primer borrasca atlántica con ciclogénesis explosiva asociada de 2019, toca recibir a Helena, el octavo fenómeno meteorológico de la temporada que ha merecido por su intensidad ser bautizado con un nombre propio. Así lo determina el Grupo Suroeste europeo formado por la Agencia Estatal de Meteorología de España (Aemet) y sus pares de Portugal (IPMA) y Francia (Météo-France).
Y toca prepararse: Helena es una especie de "hermana mayor" con respecto a Gabriel, que ha sido menudo y temperamental. El principal factor de riesgo que ha presentado la borrasca de mediados de semana ha sido la mencionada ciclogénesis, también denominada "bomba meteorológica" y provocada por una rápida bajada de las presiones entre su posición sobre el Atlántico y su irrupción en el golfo de Vizcaya. Sus efectos -vientos, precipitaciones y desplome de las temperaturas- son fuertes pero breves, y el caso de Gabriel, se han restringido en gran medida a Francia.
Helena es harina de otro costal: esta borrasca formada en el Atlántico Norte ha tendido a "profundizarse" y a "ampliar su tamaño" desde que emprendió el camino hacia el continente el pasado miércoles, según explica Aemet. De este modo, "abarcará prácticamente todo el oeste europeo durante los próximos días", precisa la Agencia. Galicia, Asturias y parte de la vertiente cantábrica han estado recibiendo sus avanzadillas en forma de frentes lluviosos, pero el viernes 1 de Febrero será el genuino centro de la borrasca lo que se sitúe en el norte del mar Cantábrico.
Helena es una borrasca de latitud media, y ha deparado otro elemento que la diferencia de Gabriel según explica la delegación asturiana de Aemet en su cuenta de Twitter. También llamados "ciclones extratopicales", estos fenómenos provocados por contrastes de temperaturas tienen "un sector cálido al sur" que se va estrechando hasta dar paso al "frente frío". Tras la dura bajada de las temperaturas provocada por la ciclogénesis, el paso de esta masa de aire más cálido ha permitido que el Principado y la mitad norte de la Península disfruten de un respiro con mínimas considerablemente en positivo. Pero eso se acabó.
Viernes y sábado, días de alerta
Viento, mar picada, lluvia y nieve: los frentes asociados a la borrasca Helena traen consigo la panoplia completa que acompaña a un temporal invernal en la Península y Baleares, lo que se encuadra por lo demás en la normalidad para esta época. Las costas concentrarán las principales alertas, con la entrada de viento muy fuerte en el noroeste peninsular desde primera hora del viernes. Pero las potentes rachas también se harán sentir en el Centro y en la vertiente Mediterránea.
Así, solo las Islas Canarias escaparán -y por poco- al alcance del temporal. En la "zona costera de Galicia", comunica Aemet, habrá "viento de componente oeste" que podrá alcanzar fuerza 9, equivalente a "temporal fuerte" en la Escala de Beaufort. Esto se traducirá en olas de 7 a 8 metros, e incluso más el litoral oeste de A Coruña y Pontevedra. En las "zonas costeras del Cantábrico" el viento tendrá una fuerza ligeramente inferior, con olas de 6 a 7 metros. Hasta terminado el sábado no se espera otra cosa que "muy mal estado de la mar en el Cantábrico".
En el Mediterráneo, por otra parte, se espera "viento del oeste y suroeste" de fuerza 7 a 8, lo que equivales a "temporal de viento duro". Pueden presentarse olas de 3 a 4 metros entre el viernes y el sábado por la mañana. Por la tarde y durante el domingo, "el viento girará a norte y noroeste fuerza 7 a 8". En esas circunstancias el temporal marítimo ya sólo afectaría a zonas costeras del norte y sur de Cataluña y a las Islas Baleares.
Las precipitaciones serán generalizadas en toda la vertiente atlántica y cantábrica, con tendencia a persistir durante el sábado y domingo en el área cantábrica y Pirineos. Y la cota de nieve, que remontó tras el paso de Gabriel, "descenderá a cotas relativamente bajas el viernes y bajas o muy bajas el sábado, lo que provocará deshielos de la nieve actual", precisa Aemet. Esto implica "importantes acumulaciones de nieve nueva" en zonas montañosas del norte peninsular a lo largo del episodio, y un consiguiente riesgo tanto de aludes como de crecidas fluviales.
Sin embargo, el domingo ya podríamos estar dando la bienvenida a la estabilidad de nuevo con la presencia del anticiclón de las Azores tras el paso de Helena en dirección este. Seguirán las precipitaciones, pero restringidas al Cantábrico, alto Ebro, Pirineos y este de Baleares. Y el siguiente frente atlántico ya se estaría posicionando de cara a Galicia, haciéndonos pensar en la siguiente borrasca que se ganará por su importancia un nombre: será, según la nomenclatura, Isaías.