Una nueva criatura se añade al bestiario de fenómenos meteorológicos anómalos. Si hace un año se presentaba la 'Bestia del Este', un descuelgue de viento procedente del vórtice polar provocado por las altas temperaturas en el ártico, ahora estamos experimentando el "monstruo anticiclónico", como lo han bautizado desde la página severe-weather.eu.
Se trata de una dorsal de altas presiones que domina desde comienzos de la semana al continente. Los efectos de los anticiclones que se aventuran en el interior de Europa nos son familiares: el bloqueo anticiclónico de la primavera pasada sobre el norte provocó un carrusel de borrascas sobre la Península Ibérica mientras que Escandinavia experimentaba una inusual sequía, y un mes de julio en que hizo más calor en Siberia que en Sevilla.
No es frecuente, sin embargo, que la anomalía de altas temperaturas abarque tanto territorio: de España a Noruega y de Portugal a Rusia, únicamente el noreste del Mediterráneo -en dónde en cualquier caso los inviernos son atemperados- se va a ver privado de la primavera adelantada que brinda el paso de la dorsal.
Aunque nuestro país se vea afectado de forma periférica, está experimentado temperaturas máximas hasta seis grados por encima de la media en puntos del norte según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Lo que está ocurriendo estos días, precisan, es una expansión de la amplitud térmica, con días calurosos seguidos de noches frías. Y en Canarias, las bajas presiones provocan el efecto inverso, una bajada de las temperaturas y precipitaciones.
Las anomalías de temperaturas van a ser mucho más intensas en el resto de Europa, más acostumbrada a febreros más rigurosos. Un ejemplo es Alemania, que de cara al fin de semana puede pasar de mínimas bajo cero según regiones a máximas de entre 11 y 12ºC, y hasta de 15 grados. En Londres, donde se alcanzan los 14ºC, se ha llegado a producir una floración adelantada en los parques de la capital británica.
En España, disfrutaremos de estabilidad salvo por el temporal en Canarias hasta el domingo, cuando un frente atlántico hará acto de presencia por el noroeste. Traerá consigo un descenso de las temperaturas en gran parte de la Península, más acusado y generalizado en las vertientes cantábrica y atlántica.
Más adelante, las previsiones apuntan a un ligero aumento de la pluviosidad media en las semanas que restan de febrero, en línea con la previsión estacional pero sin indicios de efectos de la anomalía climática global, 'El Niño', por el momento.
Después de un enero con lluvias por debajo de la media, este mes apunta en la misma línea. Es de temer, por tanto, que el estado de los embalses vuelva en breve a ser motivo de preocupación.