Ocurre todos los años. Llegan los compases finales del verano y aparecen las lluvias torrenciales y las tormentas en España. Esta semana, por ejemplo, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) ha emitido avisos amarillos en nueve comunidades autónomas, con Aragón en aviso naranja por lluvias que podrían provocar que cayeran hasta 30 litros por metro cuadrado.
Por el momento, la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé que hasta el próximo viernes continúen las tormentas y las lluvias, aunque cada vez serán menos intensas, de manera que a finales de semana los chubascos tormentosos quedarán reducidos a puntos del este de la Península y a áreas dispersas del centro y del norte.
Pero, ¿por qué agosto y septiembre son los meses de las tormentas en España? ¿Qué condiciones meteorológicas se dan para que ocurran con extrema crudeza en algunos casos? "Las tormentas son más habituales tanto al final del verano como en primavera, ambas épocas de transición de masas de aire de diferentes características", explicaba hace algún tiempo Mar Gómez, doctora en Física y meteoróloga de Eltiempo.es. "Así, a finales de verano, tanto la superficie terrestre como el Mar Mediterráneo están muy calientes y, en cuanto se produce una entrada de aire más frío en capas medias y altas, se dan las condiciones necesarias para la generación de tormentas".
El calor del final del verano, por tanto, es uno de los ingredientes indispensables para la creación de estos fenómenos. Sin embargo, no es el único. El contraste de las masas de aire frías y secas con las masas calientes y húmedas propician que las tormentas tengan más probabilidad de ser más intensas, donde la aparición de rayos puede causar distintos problemas. "Esa diferencia térmica entre masas de aire de diferentes capas de la atmósfera es la que genera inestabilidad y las tormentas", apuntaba Gómez.
Factores como la temperatura de la superficie terrestre, el agua del mar o la entrada de aire más frío de otras partes de Europa o del Atlántico también tienen una importante influencia en la formación de las tormentas. Todas estas condiciones provocan que las nubes descarguen importantes volúmenes de agua en un corto periodo de tiempo, llegando a generar inundaciones en algunos casos.
La localización de España en el mapa, así como sus características geográficas, la hacen especialmente propicia para que fenómenos como las DANAS, antiguamente conocidas como "gota fría", tengan una notable repercusión al final del verano. "Las DANAS por sí solas no son destructivas, pero si a ellas se le unen ingredientes como vientos húmedos de levante que aportan humedad o un Mediterráneo caliente, pueden provocar fuertes desarrollos nubosos y tormentas con importantes descargas de precipitación”, sostiene Gómez.
Así, pese a que estos días hayan aparecido las tormentas típicas del verano, la predicción para el fin de semana apunta a un predominio del tiempo estable, sin precipitaciones en buena parte del país, pero con nubes de evolución a partir de mediodía que darán lugar a chubascos tormentosos en el noroeste, centro y este peninsular, posiblemente fuertes en el Sistema Ibérico.