"Lo que venían indicando los modelos climáticos hace años se está cumpliendo". Con esta frase sencilla pero directa, el meteorólogo J. J. González Alemán de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) arrancaba un tuit la semana pasada que se ha convertido en un auténtico fenómeno viral.
El especialista hace referencia a dos situaciones: por un lado, el episodio de temperaturas anómalas que ha dejado récords históricos para un mes de abril. Por el otro, la tendencia que indica que, año tras año, la primavera está siendo "borrada" en la Península Ibérica por veranos cada vez más largos, tórridos y secos.
"Situaciones típicas de verano, donde gran parte de la Península Ibérica se convierte en una sucursal del Sáhara, se potenciarán en primavera", prosigue el tuit. Lo acompaña una imagen de la agencia francesa Méteociel, que representa las masas de aire y sus temperaturas para el 26 de abril.
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Se trata de una representación visual de cómo la fluctuación del chorro polar -la ondulación de la corriente que domina el hemisferio norte-, un fenómeno influido por el calentamiento global, impulsa temperaturas equivalentes a las del norte de África hacia la Península Ibérica y Baleares. Mientras, otras regiones del Mediterráneo disfrutan de temperaturas normales para la época y Europa está sufriendo incluso anomalías de frío y humedad.
En un segundo tuit, González Alemán demuestra por qué no se puede hablar de una situación puntual. El cálculo de la temperatura media en altura, a 850 hPa o 1.500 metros sobre el nivel del mar en la época de abril-mayo, dibuja una tendencia hacia la repetición cada vez más frecuente y acentuada de las anomalías cálidas desde los años noventa del pasado siglo.
"Es imparable", escribía el meteorólogo. "Este año la situación es excepcional, pero se convertirá en normal en los próximos lustros". Un estudio elaborado por el Centro de Política de Suelo y Valoraciones (CPSV) de la Universidad Politécnica de Cataluña estimaba recientemente que el número de días de verano ha pasado de 90 a 145 en las ciudades de España en el último medio siglo.
Además, la temperatura media durante la estación estival se ha incrementado en España en 3,54 °C entre 1971 y 2022, uno de los calentamientos más acusados de los registrados en el mundo. Además, el reciente episodio de altas temperaturas ha sido el más temprano para la época del año registrado en la línea histórica de nuestro país, confirmaba AEMET.
Respiro y reactivación
Las lluvias van a hacer acto de presencia en el primer fin de semana de mayo de 2023, especialmente en la vertiente Atlántica, con más probabilidad cuanto más hacia el norte. Zonas del Cantábrico como Asturias y País Vasco también esperan precipitaciones, así como la zona del alto Ebro, la meseta norte y los Pirineos.
"Las temperaturas diurnas en muchas capitales se situarán entre los 25 ºC y los 30 ºC con ambiente muy agradable", adelanta el meteorólogo Mario Picazo en su previsión para Eltiempo.es. "Aunque las temperaturas son más altas de los valores promedio para estas fechas, las temperaturas nocturnas sí están bajando lo suficiente para que se pueda conciliar el sueño por la noche".
Sin embargo, la sequía meteorológica y el estado de los embalses sigue siendo la principal fuente de preocupación para los especialistas. "Si el mes de mayo no trae lluvias, y de momento no parece que ni a corto ni a largo plazo vayan a llegar lluvias abundantes y extensas, la situación puede complicarse".