El jovencísimo rostro de Jorge Rey, que saltó a la fama por presuntamente anticipar con métodos tradicionales la llegada de la borrasca Filomena, aparecía el pasado 22 de abril en prime time de La Sexta. Traía una nueva técnica popular para la predicción del tiempo que sumaba a las cabañuelas, que auguran el tiempo de todo un año en base a los 12 primeros días de agosto. Se trataba de la observación de las hormigas, que le han llevado a pronosticar en sus redes "grandes volúmenes de agua" en "diez días" y una "gota fría" en "tres o cuatro semanas" que ponga "fin a la sequía".
El plazo transcurre sin que estas previsiones se acerquen a la realidad. El ecuador de mayo trae, efectivamente, el primer bajón de temperaturas y lluvias que no alcanzarán a las regiones más afectadas por la falta de precipitaciones. Esto, sin embargo, no tiene visos de dañar la popularidad mediática del adolescente. No lo hizo su error al predecir "una nueva Filomena" a finales de pasado año, ni asegurar que "no faltaría nieve" en un invierno anómalamente seco. La única constancia de que su famoso acierto con las cabañuelas ocurriera realmente, de hecho, es su propia palabra.
Efectivamente, el Diario de Burgos se hacía eco en marzo de 2021 del chico de 14 años que, desde su pueblo de Monasterio de Rodilla, afirmaba haber logrado anticipar la borrasca invernal. Luego vendrían las colaboraciones, una web que imita a la oficial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) y la atención constante de los medios. Como en la paradoja del huevo y la gallina, la combinación de palabras clave "Jorge Rey" y "Filomena" parece ser una fuente irresistible de visitas. Y al mismo tiempo, el constante volumen de noticias le garantiza convertirse en tendencia.
La propia Aemet se ha visto obligada a reaccionar tomando un papel más divulgativo y militante en defensa de la ciencia en redes. Esta faceta se ha endurecido frente a la campaña de ataques y acoso que denuncian estar sufriendo los meteorólogos a manos de los seguidores de la teoría conspirativa de los 'chemtrails', que les acusan de provocar la sequía desde aviones. Así, tras pedir públicamente "respeto" para sus especialistas, la aparición del joven cabañuelista en televisión era lamentada por el portavoz de la Agencia de Meteorología, Rubén del Campo.
Tanto en el sector público como en el privado, los meteorólogos, climatólogos, físicos y científicos en general están diciendo 'basta' a la proliferación mediática de técnicas pseudocientíficas. Las cabañuelas, denunciaba Aemet, pretenden augurar a un año vista un "sistema caótico" como es la atmósfera a partir de las observaciones del cielo, los animales y las plantas. Además, se basan en el paisaje de un único punto de España. Estos métodos tradicionales tienen a lo sumo "un 50%" de acierto", lo que equivale "a un cara o cruz".
Mar Gómez, responsable de meteorología de eltiempo.es, revelaba a EL ESPAÑOL otro truco: "He visto previsiones de cabañuelas que dicen que en enero va a nevar. Yo también te puedo decir que en verano va a hacer calor. Si nos regimos por la climatología, es obvio lo que va a pasar en determinados meses". Efectivamente, Rey mezcla información verídica extraída de los servicios meteorológicos oficiales con los augurios pseudocientíficos. Eso le permitió "predecir" en su intervención en La Sexta el episodio de calor anómalo del pasado abril cuando Aemet ya había emitido los avisos.
Lo mismo puede decirse de la nueva predicción de las hormigas. Los animales tienen sentidos para anticipar los cambios en la presión atmosférica y adecuarse a ello, pero solo a corto plazo. Con semanas de antelación, no acierta ni la marmota Phil. "Veo una falta de respeto que aparezca alguien diciendo que se va a acabar la sequía por unas hormigas", zanja en declaraciones a EL ESPAÑOL Juan Antonio Bravo, investigador con más de 20 años de experiencia en el grupo de Física de la Universidad de Granada. "Pero es una falta de respeto por parte de los periódicos, no del chaval".
"Una predicción local y puntual"
Estrella Gutiérrez-Marco, portavoz de Aemet, recuerda una anécdota sobre su madre, nacida en un pueblo de Galicia. "Cuando oía el pitido del tren al pasar por la estación, sabía que mañana llueve, y llovía". Pero al llegar a Madrid, descubrió que su método ya no valía. "La cultura popular es libre y muy rica. En España nuestros pastores sabían si al día siguiente podrían sacar sus ovejas a pastar. Era una predicción local y puntual que hacían con su conocimiento de años de la misma pradera".
"El método científico valida nuestro trabajo. La meteorología es ciencia, pero no una ciencia exacta y por ello tiene sus incertidumbres", prosigue la portavoz. Aemet elabora sus previsiones a una semana vista, pero también de la próxima estación, con "modelos físico-matemáticos" de última generación y un superordenador que es "el segundo de España en potencia de cálculo". Estos modelos también se ponderan y contrastan con otros consorcios mundiales de meteorología para mejorar la predicción.
En cambio, los métodos tradicionales no han sido avalados por ninguna publicación científica. "El pulpo Paul sabía qué equipo de fútbol iba a ganar el mundial. Ahora unas hormigas saben que vamos a tener un verano caluroso", ironiza Gutiérrez-Marco. "Las personas que reciben una información a través de cuentas no oficiales o de ciudadanos anónimos tendrían que plantearse la veracidad de lo que leen". Comenzando por la supuesta predicción de Filomena con "métodos no científicos" que, según insiste, no puede ser verificada por la ciencia.
"Lo que está claro es que en aquellos días nuestros profesionales trabajaron las 24 horas del día para dar el mejor servicio a todos los niveles, formando parte de los gabinetes de crisis e informando a los equipos de emergencia para proteger a la ciudadanía", reinvindica Gutiérrez-Marco. "La información que damos en AEMET es la más exacta posible, tanto por los medios técnicos como por nuestro personal, altamente capacitado. Y es nuestro deber también poner en valor la importancia de nuestro trabajo y su excelencia, e informar de ello a la ciudadanía", concluye.
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