'El Niño', el fenómeno meteorológico que comienza con el calentamiento del agua en el océano Pacífico central y tiene consecuencias globales, se encuentra plenamente activo desde hace meses, motivo por el que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) instaba a España a "prepararse". Los efectos en nuestro país de esta anomalía cíclica son motivos de debate entre los propios especialistas: algunos registros apuntan a un otoño más lluvioso en la Península Ibérica y Baleares, pero otros sostienen que no hay suficientes datos como para afirmarlo.

Sin embargo, hay un hecho incontrovertible que va a colaborar en la potenciación de cualquier efecto que tenga El Niño en nuestras latitudes: las temperaturas récord del agua de los océanos, y muy especialmente en el Atlántico Norte. "Es una temperatura histórica, escandalosa", subrayaba Francisco Martín León, meteorólogo de Meteored y coordinador de RAM (Revista del Aficionado de la Meteorología), en conversación con EL ESPAÑOL.

Martín comparaba la presencia de un agua tan cálida frente a nuestras costas a "un bidón de gasolina" abierto, que solo necesitaría "una chispa" para producir una deflagración. En este caso, la "cerilla" serían las borrascas y las DANAs, potenciadas gracias a la mayor disponibilidad de humedad evaporada. Ahora, Rubén del Campo, portavoz de Aemet, confirma este extremo en Público: "El agua de mar caliente es el combustible ideal para, en el caso de España, intensificar las precipitaciones en las DANAs o gotas frías".

[Aemet avisa a España sobre el verano "anómalo" que llega: estará entre los peores de la historia]

"El calor acumulado en la región superior del Pacífico ecuatorial durante el arranque de 2023 ya indicaba que este iba a ser un El Niño diferente al ser el más elevado de los últimos 40 años", explicaba por su parte Mario Picazo, meteorólogo de eltiempo.es. "Habitualmente el calentamiento de las aguas del Pacífico Ecuatorial acaban engendrando El Niño hacia finales de verano o principios de otoño. El de 2023 ha llegado ya fornido en plena primavera".

La diferencia entre El Niño de 1982, uno de los más intensos que registró la Tierra, y el de este año, es precisamente la elevación de temperaturas de las aguas oceánicas de todo el mundo, lo que acelera e intensifica el proceso más allá de la región original en el Pacífico. "Eso tiene un GRAN impacto en el clima del planeta y las especies que lo habitan incluyendo la humana", resumía el meteorólogo.

Los paleoclimatólogos James Zachos y Ellen Thomas, recientemente galardonados con el Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático, ofrecían una perspectiva de lo que está por venir. "Podemos esperar que los próximos años sean muy cálidos, porque la temperatura almacenada en el agua va a ser liberada", explicaban en conversación con este diario. "En esencia, es un calentamiento más extremo todavía, ya que va a superponerse adicionalmente la liberación de calor provocada por El Niño".