Prohibido regar el jardín, llenar la piscina o lavar el coche en casa. Estas son algunas de las medidas que el pasado martes anunció el consejero de Acción Climática del Govern de Cataluña, David Mascort. Las restricciones no son para menos, pues la comunidad se enfrenta a una situación nunca antes vista: "Estamos ante la sequía más fuerte desde que tenemos registros", asegura el delegado de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Cataluña, Ramón Pascual.
Para recordar unas precipitaciones cuantiosas en territorio catalán, hay que remontarse hasta enero de 2020, cuando se superaron los 400 litros por metro cuadrado en sólo cinco días, según el Servicio Meteorológico de Cataluña (SMC). Como señala Pascual, desde entonces no se han registrado en la zona importantes temporales de Levante, que "son los que favorecen las precipitaciones en las provincias de Girona y Barcelona". "También influye que llevamos unos años con escasísimas tramontanas". La ausencia de estos vientos es uno de los motivos por los que Cataluña lleva tres años de sequía prolongada (cuando las lluvias se sitúan por debajo de la media).
En los últimos 36 meses, en Cataluña debería haber llovido —en condiciones normales— unos 1.900 litros por metro cuadrado. La realidad fue bien distinta: desde 2020 sólo han caído 1.400. Una diferencia de 500 milímetros que la directora del SMC, Sarai Sarroca, equipara con que estuviera lloviendo en Barcelona durante todo un año y que toda Cataluña se inundara medio metro de altura. "La precipitación media acumulada desde agosto de este año debería ser de 242 milímetros y llevamos solamente 135", añade Pascual, "el déficit de precipitaciones es muy importante".
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La escasez de lluvias ha provocado que el área metropolitana de Barcelona y parte de Girona entren formalmente a partir de este jueves en una nueva fase de preemergencia, con la que se reduce el volumen máximo de consumo de agua por habitante y día a 210 litros. Pascual prefiere no valorar si el Govern está haciendo una buena gestión en este aspecto. Aunque reconoce que es "de sentido común" tomar este tipo de medidas cuando llevan así tres años.
Embalses con menos capacidad
Las restricciones al agua afectarán a cerca de seis millones de habitantes de 202 municipios catalanes, que se encuentran en un estadio previo a la emergencia, la más crítica de todas y a la que se podría llegar a finales de año si la situación no se revierte. No obstante, Mascort ha confirmado que el Govern se está preparando para poder acoger la llegada de barcos con agua, por si fuera necesario activar esta opción.
Esta alternativa ya se puso sobre la mesa en 2008. "La sequía de aquel año es muy similar a la actual", valora el catedrático de la Universidad de Córdoba y miembro del Comité de Expertos de la Sequía de la Junta de Andalucía, Julio Berbel. Éste considera también que, pese a que no reciban la misma atención mediática, la situación entre Cataluña y Andalucía es similar en la actualidad. Desde septiembre del pasado año, en la comunidad andaluza han caído 1.121 litros menos por metro cuadrado.
También es cierto que los dos embalses de uso consuntivo (aquellos que se utilizan para el consumo humano y la agricultura) que menos agua almacenan en relación con su capacidad se localizan en el sur. Según los últimos datos del boletín hidrológico del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco), los que están en peor situación relativa son la del Guadalete-Barbate (14,8%) y la del Guadalquivir (18,8%).
Le siguen las Cuencas Internas de Cataluña, con un 18,8%. Aunque la capacidad total de esta última dista mucho de las dos andaluzas: 677 hectómetros cúbicos, frente a los 1.651 y 7.969 hm³ de Guadalete-Barbate y Guadalquivir. "La agricultura de Cataluña no tiene tanto peso como la de Andalucía", apunta Berbel, "donde se han aplicado restricciones de agua en los últimos años". No descarta incluso que en el cuarto decreto de sequía en el que ya trabaja la Junta se contemple acoger barcos con agua, al igual que en Cataluña.
Cuál es la previsión
La predicción estacional de Aemet es estacional, por lo que sólo es posible conocer la probabilidad de lluvia hasta enero de 2024. "Quedan dos meses por delante y aunque nos gustaría ver el mapa pintado de verde [el color con el que se representa la categoría más probable de precipitación], no hay una señal clara de que vaya a llover mucho en la mitad oriental peninsular", explica Pascual a EL ESPAÑOL.
El meteorólogo confía en que el comienzo de año sea igual que en 2020: "Es cierto que enero normalmente es un mes seco. Pero las grandes lluvias del temporal 'Gloria' se produjeron en pleno mes de enero". En la sequía de 2008 también se vivió un episodio inesperado: después de más de un año sin grandes precipitaciones, se sucedieron 31 días de lluvias casi generalizadas.
El consejero de entonces, Francesc Baltasar, se llegó a encomendar a la Virgen de Montserrat para que lloviera. El actual se ha mostrado menos religioso: "Yo no me encomiendo a ningún santo ni a ninguna virgen. Me encomiendo a la ciudadanía del área metropolitana, que ha logrado que el consumo sea desde hace meses el más bajo del entorno", afirmó Mascort en la rueda de prensa.
En este sentido, Berbel advierte que el consumo de agua de los hogares en algunas de las ciudades de Cataluña es superior al de Andalucía: "Mientras que en Tarrasa es de 182 litros por persona al día y en Barcelona de 173, en Sevilla es de 109. Habría que ver si fuera al revés...", deja caer el catedrático.