"Estamos al borde de una emergencia mundial fuera de toda duda. Gran parte del tejido mismo de la vida en la Tierra está en peligro. Estamos entrando en una nueva fase crítica e impredecible de la crisis climática".

Así comienza el informe sobre el estado del clima en 2024 comandado dos investigadores de la Universidad del Estado de Oregón, William J. Ripple y Christopher Wolf, publicado este martes, cuando el huracán Milton estaba a punto a tomar tierra en EEUU.

Ese primer párrafo parecía predecir su llegada y encaja a la perfección con el augurio de la alcaldesa de Tampa, la ciudad de Florida epicentro de la destrucción del huracán: "Si te quedas, vas a morir".

Hay más de cinco millones de personas sujetas a evacuación obligatoria por el huracán, que se prevé el más devastador en un siglo. El presidente del país, Joe Biden, se mostraba tajante: "Es una cuestión de vida o muerte".

Afirmaciones tan contundentes pueden hacer levantar la ceja a los más escépticos —que no negacionistas— sobre los efectos del cambio climático, pero los meteorólogos no dudan de que está detrás de la mayor frecuencia e intensidad de los ciclones en los últimos años.

Porque el calentamiento global no activa estos fenómenos pero sí pone las condiciones ideales para que exploten.

"Lo que nos dice actualmente el cambio climático es que la temperatura de la atmósfera va a aumentar. Esto supone mayor energía y humedad, porque estos sistemas van hipercargados de humedad", explica Francisco Martín, meteorólogo de Meteored.

"Esto es gasolina de primera para los ciclones".

Solo hace falta algo que prenda la mecha. "Necesita ingredientes como inestabilidad, corrientes ascendentes, un entorno adecuado... Si esto no se da, no ocurre nada, como lo que pasó este septiembre, cuando todo el mundo esperaba mucha actividad y no pasó nada".

Septiembre suele ser el mes más intenso de los huracanes, cuando la temperatura de la superficie marina sigue siendo alta. "Pero hay un contenido de calor almacenado tremendo para un mes de octubre, se están alcanzando temperaturas récord del agua del mar en el Golfo de México".

Los huracanes Helene y Milton son hijos de ese calor almacenado producto del cambio climático.

Un análisis de la iniciativa científica Climate Central subraya que el cambio climático hace entre 400 y 800 veces más probable un aumento de la temperatura de la superficie oceánica en las últimas dos semanas (fuera de la época fuerte de huracanes).

"El cambio climático calentó de forma clara las aguas del Golfo [de México] que impulsaron el desarrollo de Milton, probablemente 'supercargando' su intensificación rápida y haciendo este huracán mucho más peligroso", explica Daniel Gilford, meteorólogo de Climate Central.

Milton pasó en 24 horas de ser una tormenta tropical a un huracán de categoría 5, la más alta en la escala Saffir-Simpson. A este tipo de fenómenos se les conoce como 'intensificación rápida' y se define cuando las velocidades máximas sostenidas del viento aumentan al menos 56,3 kilómetros por hora durante un periodo de 24 horas.

Milton casi triplicó esa cifra, pues pasó de 129 a 282 kilómetros por hora entre el 6 y 7 de octubre.

Lluvias y vientos extremos

"Este huracán pasará a los libros de historia", subraya Francisco Martín. "Es algo extraordinario, nunca se había visto en el Golfo desde que tenemos datos modernos, en 1966. En el Pacífico se han dado supertifones pero en el Atlántico no tengo referencias".

Milton no es el único huracán que ha causado estragos en el último mes. Un trabajo de World Weather Attribution, una iniciativa integrada por expertos climáticos de todo el mundo, señala que el cambio climático es el principal impulsor del impacto catastrófico de Helene: 227 muertos y varios millones de personas sin luz, el huracán más devastador desde Katrina, que asoló Nueva Orleans en 2005.

"La influencia del cambio climático en los ciclones tropicales es más compleja en comparación con otros tipos de eventos climáticos extremos, ya que su impacto se debe tanto a lluvias torrenciales como a vientos extremos", señalan.

Sin embargo, atribuyen entre el 40% y el 70% de ese impacto al clima actual, que es 1,3 ºC superior a los niveles preindustriales "debido principalmente al consumo de combustibles fósiles".

Estadísticamente, el cambio climático fue responsable de un incremento del 150% en el número de tormentas intensas, pasando de una cada 130 años a una cada 53.

"Esto va en la línea de otros hallazgos científicos [que indican] que los ciclones tropicales atlánticos están volviéndose más húmedos bajo el cambio climático y viven una intensificación rápida", subrayan.

El meteorólogo Francisco Martín subraya que este aumento de la intensidad se lleva viendo en los últimos años. "No sabremos si va a haber más o menos huracanes, pero sí que van a ser muy intensos".

Y vuelve a Milton: "No solo va a ser tremendamente destructivo per se sino que la marejada ciclónica va a coincidir con una marea alta y el nivel del mar puede subir entre tres y seis metros. Es algo inimaginable en la bahía de Tampa... Una vez cada cien años".