No hace falta ser meteorólogo para saber que en Galicia siempre llueve más que en Murcia. Por ello en los informes que publica la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) cuando finaliza el año hidrológico esta diferencia no sale a relucir. En el último, sin embargo, ha sido lo que más han destacado: "Aunque es habitual que llueva más en el noroeste peninsular que en el sureste, esta situación ha sido mucho más acusada que de costumbre en el último año hidrológico".
En conjunto, se acumularon un total de 671 litros por metro cuadrado; esto es, un 5% más que el promedio normal del periodo de referencia 1991-2020. Con estos números, el año hidrológico 2023-2024 fue más húmedo que los tres años anteriores. Aun así, hay zonas, como las de Levante, los archipiélagos canario y balear, que no han conseguido abandonar la situación de sequía.
En el extremo sudoriental de la Península no se han superado ni siquiera los 120 l/m². La situación se agrava en algunas zonas del litoral mediterráneo, donde no se llegaron a alcanzar los 80 l/m². En el noroeste peninsular, en cambio, se han superado los 1.500 l/m². Esta cifra también se ha alcanzado en el Cantábrico oriental, en el Pirineo navarro y aragonés y en algunos puntos del sistema Central occidental.
Esta inequidad también se percibe en las lluvias que reciben las cuencas hidrográficas. Así, mientras que la cuenca del Tajo ha recibido unas lluvias que suponen un 127% más de lo normal, en la cuenca del Segura apenas se ha alcanzado un 50% de los valores normales. En lo que respecta a las provincias, Alicante, Almería, Murcia y Valencia son a las que más afecta una sequía meteorológica que en algunas zonas del sur peninsular y buena parte de Cataluña dura ya tres años.
Cuál es el motivo
"Lo que se está observando en los últimos años es que está empezando a dominar un patrón en la circulación atmosférica sobre el territorio peninsular que está potenciando la diferencia entre los máximos de pluviometría en el noreste peninsular y los mínimos en el sureste", señala a EL ESPAÑOL el meteorólogo de Meteored, José Miguel Viñas.
Este patrón está provocando que se produzcan más descuelgues de aire frío en la vertiente atlántica. En el lado contrario, en cambio, "hay un dominio más permanente de una dorsal de aire cálido". El portavoz de la Aemet, Rubén del Campo, también entiende que la distribución de las precipitaciones durante el último año hidrológico pone de manifiesto "la dominancia de las borrascas atlánticas".
Pese a que se trata de "un tema en estudio", Viñas apunta al calentamiento global como el principal responsable de que la distribución de las precipitaciones sea cada vez más desigual: "Las conocidas como células de Hadley se están expandiendo hacia el norte". Este patrón de circulación atmosférica es uno de los encargados de que el calor circule desde el ecuador a los polos.
"Con esta situación", prosigue el meteorólogo, "lo que sucede de forma más frecuente es que la dorsal de aire cálido subtropical cada vez 'invade' más espacio del territorio de la Península". Esto provoca que en el flanco oeste se produzcan entradas frías con borrascas que llegan con lluvias muy abundantes.
Los meteorólogos convienen en que este cambio no sólo se está dando en nuestro país. En 2021, un estudio publicado en la revista Science Advances ya advirtió que, como consecuencia del aumento de las temperaturas propiciado por el cambio climático, el régimen de precipitaciones estaba sufriendo una alteración a nivel global.
En base a las proyecciones de los modelos climáticos en un escenario de altas emisiones, los autores alertan de que aproximadamente dos tercios de la superficie terrestre se enfrentarán a un clima "más húmedo y variable". Esto supone que haya más oscilaciones entre las zonas húmedas y las secas.
Los investigadores del citado estudio también prevén que el aumento de la variabilidad de las precipitaciones sea mayor que el aumento de la precipitación media: "A medida que el clima se calienta, las regiones climatológicamente húmedas serán generalmente más húmedas y las regiones secas, más secas".
Hacia una mayor variabilidad
"En este contexto del calentamiento global vamos a tener más variabilidad en cuanto a las precipitaciones", asegura Marta Almarcha, meteoróloga de Eltiempo.es. "Todo nos indica que la tendencia será que en las zonas que son ya de por sí húmedas lo serán todavía más; y las secas también van a ser más secas".
Almarcha considera que "no tenemos solución" para poder reducir la diferencia entre el noroeste y el sureste peninsular. "No nos queda otra más que adaptarnos a lo que nos viene". Y es que el clima no sólo será más desigual sino que también será más extremo: "Tal vez en un día se puedan superar las precipitaciones que no se han dado a lo largo del año".
Aunque estos fenémenos tan extremos también pueden tener sus consecuencias negativas, como apunta Viñas: "La borrasca Berenice, por ejemplo, dejará precipitaciones en zonas donde viene bien que llueva. Pero si se cumplen las previsiones, precisamente habrá problemas por el exceso de agua".
En relación con el contraste cada vez más desigual de las precipitaciones, el meteorólogo se muestra un tanto más optimista que Almarcha: "Tenemos que empezar a aplicar medidas tanto de mitigación como de adaptación. Este año, por ejemplo, hemos visto que en muchas zonas del interior la escasez de agua ha causado mucho daño".
Y es que, aunque los modelos climáticos ya han predicho que la variabilidad de las precipitaciones aumentará en el futuro, algunos trabajos ya han demostrado que esta varibailidad ya ha aumentado desde el siglo pasado; en concreto, un 75% en las áreas que han sido estudiadas (Europa, Austrlia y el este de América del Norte). Los datos apuntan a que la variabilidad diaria de las precipitaciones ha aumentando un 1,2% por década a nivel mundial.