Un sistema convectivo "catastrófico", la orografía y el calentamiento global: los 3 factores tras la DANA del siglo
- Unas temperaturas inusualmente altas en el Mediterráneo y una DANA que se ha mantenido estable han sido ingredientes clave de la devastación.
- Más información: Por qué la DANA ha triplicado las peores previsiones de Aemet: "Se ha formado un racimo descomunal de tormentas"
La magnitud de la tragedia vivida la noche de este martes en la provincia de Valencia tiene pocos precedentes. Aunque en los fenómenos climáticos existe un nivel de incertidumbre y nadie se imaginaba cómo la DANA iba a golpear de esta manera a tantos municipios, hay factores que explican por qué se ha cebado con ciertas zonas.
Ya hay más de 90 fallecidos y numerosos desaparecidos, muchas carreteras y vías ferroviarias permanecen cortadas y algunos pueblos siguen con dificultades para restablecer las comunicaciones.
Los efectos de esta DANA, la más catastrófica de lo que llevamos de siglo, recuerdan a los del huracán Milton en Florida. Pero, como recuerda la ONG Ecologistas en Acción, mientras que en Tampa hubo 0,73 muertos por millón de habitantes (un total de 23), en Valencia se han registrado más de 13.
El epicentro de la tragedia ha sido el municipio de Paiporta, donde se concentra más de la mitad de los fallecidos. Localidades cercanas como Massanassa, Torrent y Alfafar, en el área metropolitana de Valencia, también se han visto afectadas, así como pueblos del interior como Chiva, Cheste o Utiel.
Fuera de la provincia se han registrado fallecidos en las localidades de Mira (Cuenca), Letur (Albacete) y Álora (Málaga).
En la tragedia provocada por la DANA se combinan factores de distintos tipos. Unos son intrínsecos a este tipo de fenómenos meteorológicos; otros se relacionan con las características de las zonas más afectadas; finalmente, el marco climático actual favorece —y seguirá haciéndolo— eventos de esta intensidad.
Las características físicas de la región
La provincia de Valencia ya ha vivido episodios anteriores de DANA (depresión aislada en niveles altos, lo que antes se conocía gota fría) catastróficas. En 2019 hubo seis muertes. En 1987 murieron dos personas, y en 1982, ocho.
El peor episodio que se recordaba se vivió en 1957, conocido como 'gran riuà', que dejó 81 fallecidos. Para evitar que se repitiera, se puso en marcha el Plan Sur, desviando el cauce del Turia desde el centro de la capital valenciana hacia el sur.
Tanto este río como el Júcar tienen un alto potencial de inundaciones, al ser áreas próximas al litoral con un bajo gradiente, provocando que sus desbordamientos inundaran amplias zonas. Por eso se han hecho diversos proyectos de canalizaciones.
Paiporta, Torrent y otras localidades afectadas quedan al sur del nuevo cauce del Turia. Sin embargo, fue el desbordamiento de los barrancos, y no el del río —el canal que lo desvió es capaz de evacuar 5.000 metros cúbicos de agua cada segundo— el que ha provocado las trágicas inundaciones.
"Han sido otras ramblas que hay justo paralelas al nuevo cauce del Turia", explica a EL ESPAÑOL Andrés Díez, del Instituto Geológico Minero. "Ahí está la Rambla del Poyo y otras que ya se sabe hace tiempo que dan problemas, incluso hay estudios sobre ello".
En el caso del Júcar, ha sido un afluente, el río Magro, el que se ha desbordado afectando a los municipios de Utiel, Carlet y Algemesí. "A diferencia de otros episodios, las lluvias importantes no se han concentrado en la costa sino entre litorales y zonas de montaña", explica Samuel Biener, meteorólogo de Meteored.
"Precisamente, aquellos valles y sierras más expuestos a estos flujos del sureste es donde precipitaciones tan intensas, asociadas a trenes convectivos o sistemas que suelen crecer en zonas más intestables de la DANA, donde se han producido las precipitaciones más intensas".
Estabilidad y trenes convectivos
Las DANA son habituales en esta época del año, cuando se produce un choque entre el aire polar que llega del norte de Europa y el más cálido y húmedo del Mediterráneo.
Una de las claves de este episodio ha sido la estabilidad de la DANA, que se ha mantenido inmóvil durante un largo tiempo, descargando todo el agua en zonas muy concretas.
"El flujo de levante muy constante y húmedo incidió sobre las sierras cercanas a la costa, aportando una energía importante para el desarrollo de tormentas, y la situación se mantuvo estable durante más de 12 horas", explica Mar Gómez, responsable de meteorología de eltiempo.es.
Esas tormentas se acotaron en torno a una línea de inestabilidad, lo que se conoce como trenes convectivos. De hecho, se puede trazar una línea recta entre los núcleos más afectados, desde Utiel, cercana a la provincia de Cuenca, hasta Alfafar, pasando por Cheste y Torrent.
Es decir, que las tormentas se concentraron en puntos muy determinados durante un largo periodo de tiempo. Pero falta un último factor que explique cómo se acumuló tanta agua para descargar en una misma zona durante tanto tiempo.
En su cuenta de X, la Agencia Estatal de Meteorología ha calificado este episodio de trenes convectivos torrenciales como "catastrófico", el más adverso del siglo en la Comunidad Valenciana.
Cambio climático y mar tropical
El Mediterráneo ha marcado temperaturas de récord este 2024. El pasado 15 de agosto se observó el registro más alto, de 28,47 grados, según el servicio Copernicus, Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea.
De hecho, los 20 valores diarios más altos registrados jamás en este mar datan de la última década; casi todos, en los últimos dos años.
Incluso ahora, a finales de octubre, "la temperatura del Mediterráneo está en torno a 2 y 2,5 grados por encima de lo habitual en esta época del año, con lo que tenemos gasolina de primera", afirma el meteorólogo Samuel Biener.
Con una mayor temperatura hay una mayor humedad, el aire caliente es capaz de retener más humedad, que luego acabará descargando. Así se explican unas precipitaciones que casi alcanzan los 500 litros por metro cuadrado en tan solo ocho horas en localidades como Chiva.
Mar Gómez recuerda que este Mediterráneo tropical es producto del paulatino aumento de las temperaturas causado por el consumo de combustibles fósiles y la expulsión a la atmósfera de gases como el CO2.
"Tenemos un Mediterráneo cada vez más caliente, que aumenta de temperatura cada año y contribuye, con ese factor de humedad, a que las lluvias sean más intensas. Un aire más cálido admite un mayor contenido de vapor de agua y, por tanto, de más humedad, contribuyendo a la torrencialidad de las lluvias".
El corolario a esta tormenta perfecta es que este inusual fenómeno será cada vez más frecuente y tendrá una mayor intensidad. "Estos episodios tenían un periodo de retorno de décadas, pero en los últimos años estamos viendo que se están volviendo más frecuentes", advierte Biener.
Los factores están ahí. Ahora solo falta que las autoridades los tengan en cuenta.