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La llegada de una nueva DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) podría causar fuertes lluvias en el Mediterráneo. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que ya ha activado el aviso naranja en la Comunidad Valenciana por precipitaciones acumuladas, en el litoral sur de Valencia podrían superarse los 120 mm en 12 horas.

Como advierte la meteoróloga Mar Gómez a EL ESPAÑOL, esto provocará que llueva sobre mojado, ya que es probable que también caigan precipitaciones en algunos puntos que quedaron afectados por la DANA que ha causado la muerte de 215 personas en Valencia.

Uno de los principales problemas de que llueva en zonas anegadas por la DANA se encuentra en la red de alcantarillado, con una capacidad mermada al estar colapsada por el lodo. En este sentido, el alcalde de Alfafar, Juan Ramón Adsuara, ha asegurado que los equipos de emergencia valenciano están centrando sus tareas en el drenaje de los principales desagües e imbornales.

Aunque no se esperan grandes lluvias torrenciales, como las que se produjeron en este municipio valenciano, su intención es acabar con la obturación que presentan muchos desagües para que exista un buen drenaje con el que hacer frente a la alerta amarilla que se ha activado en esta localidad para los próximos días.

Capacidad mermada, problemas adicionales

Otros municipios afectados también han concentrado sus esfuerzos en prevenir los efectos que pueda causar la nueva DANA, que se convertirá previsiblemente en una borrasca fría aislada (BFA) a partir de este jueves. Es el caso de Algemesí, donde han prestado especial atención al drenaje de alcantarillas y desagües.

Desde el consistorio han recomendado a la población que, ante unas precipitaciones que se esperan "puntualmente intensas", se prevea el uso de "maderas, barreras" o cualquier otro objeto a la entrada de las casas bajas y garajes. Y es que el estado del alcantarillado podría provocar una acumulación de agua en las calles, por lo que la prioridad en estos momentos está siendo desembozar el alcantarillado.  

De producirse fuertes lluvias, "se podrían generar problemas adicionales, como acumulaciones de agua, porque la capacidad actual de evacuación de las redes de alcantarillado no es la misma que en condiciones normales", explica Ignacio Andrés Doménech, profesor del Departamento de Ingeniería Hidráulica y Medio Ambiente de la Universidad Politécnica de Valencia.

No obstante, si las precipitaciones fueran moderadas y relativamente prolongadas en el tiempo, cree que podría producirse el efecto contrario. Serviría incluso para "aliviar" la problemática del fango en estas infraestructuras, en las que se corre el riesgo de que se solidifique dentro de las propias tuberías. "Podría ser beneficioso, pero dependerá de la intensidad y el tiempo que esté lloviendo, así como de la propia configuración del alcantarillado".

Una respuesta más rápida

Aunque en la red de alcantarillado de algunos municipios las lluvias podrían llegar a tener ciertos beneficios, desde el punto de vista hidrográfico la realidad sería bien distinta.

"El suelo afectado por la última DANA tiene un nivel de saturación que podría hacer que bajo nuevas lluvias respondiese mucho más rápido", explica Sergio Andrés Salazar-Galán, profesor del Departamento de Geografía, Historia y Filosofía de la Universidad Pablo de Olavide y autor de una tesis doctoral que se centra en la reducción del riesgo de inundaciones en la rambla del Poyo mediante medidas de retención de agua en el territorio.

Coincide con Andrés en que todo dependerá de los niveles de intensidad de la lluvia y el tiempo que permanezca la nueva DANA. Pero cree que es probable que se den nuevas crecidas. Y es que una de las particularidades que tiene la lluvia cuando cae en suelo que ya está saturado es que hay una mayor probabilidad de que los diferentes cauces tributarios se junten.

Así, cuando se combina una precipitación de gran magnitud territorial e intensa con suelos saturados se dan "los ingredientes perfectos para que haya una gran crecida".

Como han pasado ya dos semanas y se han dado temperaturas impropias para esta época del año, puede que en algunas zonas se haya evaporado el agua. No así en aquellos puntos en los que hay encharcamientos, donde el suelo está "sellado completamente" y el agua caerá como si lo hiciera "en un pavimento".

A ello se le suma que la zona cero de Valencia el sistema de drenaje pluvial ya está colapsado, al estar lleno de lodo. Por tanto, las precipitaciones podrían darse en puntos en los que se junte la nula posibilidad de infiltración de agua con un suelo con un cierto grado de saturación.

En el caso del litoral mediterráneo, también influye que una gran parte de las cuencas hidrográficas de las ramblas están "intervenidas antrópicamente". De esta forma, "no hay capacidad de retención en el suelo, y el agua que caiga va a drenar en superficie al tener un suelo impermeabilizado por el pavimento".