Hagamos un ejercicio de memoria: ¿cuándo fue la última vez que intentaste adelgazar por tu cuenta y riesgo? ¿Cuánto tiempo duró el propósito? Y lo que es peor: ¿en cuánto tiempo recuperaste el peso perdido? España es ese lugar en el que un 53% de la población sufre obesidad o sobrepeso y donde el común de los mortales decide perder unos kilos de más sometiéndose a una dieta detox, a la dieta Dukan, tomándose un vasito de agua con limón en ayunas, esperando resultados milagrosos con estas rutinas y jugándose la salud en el intento.
La nutrición es una ciencia que estudia los procesos fisiológicos que se dan en nuestro cuerpo con la ingesta de alimentos y analiza el efecto que provocan los nutrientes en nuestra salud. Se trata de una disciplina sobre la que existen numerosos intereses comerciales y cuyos profesionales se ven obligados a luchar contra los mensajes engañosos de la industria y contra mitos, bulos y leyendas varias que no tienen ni pies ni cabeza.
En este contexto, no es de extrañar que muchas de las personas que deciden ponerse a dieta sin seguir los consejos de un especialista fracasen en el intento. Son muchos los factores que pueden provocar que una dieta se vaya al traste, pero estos son algunos de los errores más habituales.
Encomendarse a una dieta o productos 'milagro'
Las hay de todo tipo y de todos los colores: desde las cacareadas dietas detox, pasando por la mil veces desmontada dieta Dukan, la dieta de la alcachofa, la del pepino, o de la berenjena. Pero los milagros no existen. "El problema de este tipo de dietas es que juegan con la vulnerabilidad del paciente y se agarran a todas esas personas que necesitan el aquí y el ahora", explica Pablo Ojeda, dietista-nutricionista del Centro de Nutrición y Medicina Alvida de Sevilla.
Tal y como cuenta Ojeda, este tipo de regímenes tan estrictos y poco equilibrados tienen como problema principal el efecto rebote o efecto yo-yo. "Se incurre en un déficit nutricional severo y, con la pérdida de líquido, se pierden cinco o seis kilos de forma rápida", explica Ojeda. "Al tener seis kilos menos, el gasto metabólico es mucho menor y basta con tomar cuatro o cinco bocados que, con semejante déficit nutricional, se recupera el peso inmediatamente".
Pensar que existe una misma solución para todo el mundo
Hay un mantra en nutrición que dice que conviene desconfiar de todos aquellos remedios que ofrecen soluciones sencillas a problemas complejos. "Cada persona es un mundo, y cada uno tiene sus circunstancias. No podemos aplicar la misma pauta a alguien que vive en Kenia, que caza y come carne como un masai, y cuyo cuerpo está adaptado a esa dieta, que a una persona de aquí", ejemplifica Ojeda. "Lo que dice la prima del primo sobre una dieta puede ser válido para la persona para la que han diseñado esa dieta, pero no para nosotros. Es una lucha que tenemos los dietistas-nutricionistas todos los días", añade el especialista.
Es decir, pensar que una misma dieta puede servir a todo el mundo es un error de libro. Además, tal y como aseguraba el dietista-nutricionista Daniel Urusúa, autor del blog Nutrihabits, en otro artículo de EL ESPAÑOL: "La pérdida de peso debe ser la consecuencia de adoptar unos buenos hábitos de vida y no el objetivo y el pretexto para hacer cualquier dieta".
Fijarse en las calorías y/o encomendarse a productos 'light'
Prestar atención al número de calorías que ingerimos y no fijarnos en si a media tarde nos estamos metiendo entre pecho y espalda unas nueces o si nos estamos comiendo una bolsa de patatas fritas light es un error de base. Según la Agencia Española de Consumo, un producto puede ser etiquetado como light siempre que se haya reducido un 30% uno o más nutrientes con respecto al original. Sin embargo, pese a esta reducción, puede seguir siendo un producto muy poco saludable.
"Nunca debemos valorar un alimento por sus calorías", confirma Ojeda. "Cuando tú te comes dos o tres galletas estás ingiriendo 150 calorías de azúcar, grasas y harinas refinadas. Te has saltado 12 procesos metabólicos en los que tu cuerpo realiza un gasto de energía. Sin embargo, si te comes cuatro nueces, te estás nutriendo de un alimento rico en fibra, omega 3, omega 6, que impide que tengas picos glucémicos altos, por lo que la sensación de saciedad es mayor e impide que comas otros productos más palatables como la bollería industrial, las chucherías o las patatas".
Las grasas también han sido demonizadas desde hace mucho tiempo y mucha gente asocia estos nutrientes, vengan de donde vengan, con el aumento de peso. Nada más lejos de la realidad. Los frutos secos o el aceite de oliva son sólo dos ejemplos de alimentos ricos en grasas saludables. "Las grasas se encuentran en la base fundamental de nuestra dieta y es posible adelgazar sin eliminarlas de nuestra dieta", comenta el dietista-nutricionista sevillano.
Creer que para adelgazar hay que pasar hambre
Otro error de base en aquellas personas que quieren adelgazar es que suelen pensar que para conseguirlo han de pasar hambre. Nada más lejos de la realidad. Tal y como explica Ojeda, cada comida tiene su importancia dentro de una pauta alimentaria equilibrada y sana. "Si te acuestas con hambre, te levantas con hambre, y esto puede hacer que cambie tu forma de comer, ingiriendo más cantidad, más rápido porque tienes hambre y ansiedad. Al final, lo que se busca es un déficit nutricional, pero podemos conseguirlo perfectamente sin pasar hambre", asevera el especialista.
Ponerse objetivos muy ambiciosos a corto plazo
Lo dice el refrán: las prisas nunca fueron buenas consejeras. Tampoco a la hora de perder peso. De hecho, según explican los especialistas, ponerse objetivos muy ambiciosos a corto plazo suele ser una fuente habitual de frustración. "Yo trato de que mis pacientes no se pesen porque el hecho de ponerse un número como objetivo es un factor muy condicionante", comenta Ojeda.
Los dietistas-nutricionistas suelen hablar de la adherencia como uno de los factores clave para que una dieta pueda tener éxito. ¿Y qué es la adherencia? La capacidad para adquirir un nuevo hábito dietético que perdure en el tiempo y que le lleve a cumplir con sus objetivos de pérdida de peso. Así lo confirma también este dietista-nutricionista. "Yo siempre digo que hay dos tipos de peso. Está el peso fisiológico, que tiene que ver con todos los procesos metabólicos, y el peso psicológico, que depende factores ambientales, de la ansiedad, del estrés… Una vez que somos capaces de manejar el peso psicológico podremos obtener resultados en el peso fisiológico, por eso es mucho más importante. Manejar este tipo de factores es el que nos puede llevar al éxito en la pérdida de peso", finaliza.
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