María Luisa Carcedoministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, anunció el lunes la implantación obligatoria en los supermercados del Nutriscore, un etiquetado que califica la calidad nutricional de los productos alimentarios, como parte del plan de lucha contra la Obesidad. Consistente en un 'semáforo' de cinco colores, en el que las comidas y bebidas con propiedades saludables obtendrán colores verdes y la calificación de 'A' o 'B'; los de consumo ocasional, en amarillo o 'C'; y los desaconsejados, en naranja-rojo y 'D' o 'E'.

Estas notas se basan en la atribución de puntos en función de la composición nutricional por 100 g del producto. Según su cómputo de calorías, azúcares simples, ácidos grasos saturados y sodio, obtendrán entre 1 y 10. Después, se les restarán hasta 5 puntos en base a los elementos "favorables" que contengan (proteínas si son de origen vegetal, fibras y porcentaje de frutas, verduras, leguminosas y frutas oleaginosas). El algoritmo, con algunas adaptaciones para bebidas, materias grasas y queso, determinará el resultado final.

La ONG Open Food Facts, que recopila información sobre los productos alimenticios de todo el mundo, ha calculado lo que diría el semáforo sobre decenas de alimentos que se pueden comprar en supermercados. Y aquí es donde han aparecido las sorpresas y las controversias: los refrescos, denostados por los Dietistas-Nutricionistas por su alto contenido en azúcar, tienden a 'catear', pero la Coca-Cola Zero se salva con un notable: B. En cambio, el aceite de oliva, pilar de la cardiosaludable dieta mediterránea, suspende independientemente de la marca con un E. ¿Cómo es esto posible?

Se trata de una percepción engañosa: "La etiqueta Nutriscore tiene su interés para comparar productos de la misma categoría (por ejemplo, entre dos marcas diferentes de cereales de desayuno)"- explica Antonio R. Estrada, creador de SinAzucar.org en su cuenta. "Si se compara dos categorías diferentes (por ejemplo, el kétchup con el aceite de oliva) se obtienen conclusiones erróneas". El semáforo, por tanto, no pone en pie de equiparación dos alimentos completamente distintos, sino que debe ayudarnos a encontrar la alternativa saludable entre versiones de los mismos productos.

Sin embargo, un vistazo a Open Food Facts nos revela que difícilmente encontraremos diferencias a la hora de elegir nuestros aceites: ya sea el virgen extra de Hacendado que comercializa Mercadona, el Variedad Cornicabra de Coosur o el de Alipende, todos reciben la calificación de E independientemente de su calidad gastronómica. El motivo es que Nutrisan establece los 100 gramos de producto como base del cálculo. Esto es así para evitar que los productores trampeasen el sistema eligiendo ellos mismos cuál es la cantidad de "una ración" de su producto: una caja de cereales obtendría así una puntuación saludable si se contase solo un puñado de ellos.

Así una Coca-Cola Zero tiene 0 g de grasa por 100 g de producto, mientras que la Coca-Cola normal suspende con un E al contener más de un 11% de azúcar. El aceite de oliva, en cambio, es 100% grasas y no puede aprobar según estos criterios. Pero todo está en la medida: no se puede comparar la lata de refresco de 330 cl con las cucharadas de aceite que usamos para cocinar o como aliño y que son más que suficientes para aportarnos el 15% de nuestras proteínas diarias que ya nos garantizarían sus propiedades saludables.

"Háganme el favor de no echarse 100 gramos de aceite en la ensalada"-  advierte Gemma del Caño, farmacéutica y divulgadora especializada en seguridad alimentaria. Y la comparativa tiene también sentido entre los aceites: si los virgen extra de oliva no pasan del 'D', siempre serán nutricionalmente preferibles a alternativas refinadas y ricas en grasa saturadas que caigan en el 'E'.

El semáforo de la alimentación.

Un etiquetado mejorable

La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) considera una "buena noticia" la puesta en marcha de Nutriscore al considerar que España "opta de manera definitiva" por un sistema "más claro y menos confuso" para los consumidores. No obstante, cree "conveniente" que el nuevo etiquetado refleje una información "específica" de los nutrientes que considera "más críticos" como la sal, el azúcar, la grasa y las grasas saturadas de los productos procesados.

Además, estima necesario introducir esta información más detallada, también con colores y por 100 gramos, para consumidores que necesiten de una información adicional "por sus circunstancias de salud". En su comunicado, la OCU opina que se debería tener en cuenta otros aspectos en la definición de los criterios del nuevo etiquetado como la presencia de aditivos, la lista de ingredientes, la relación entre nutrientes o el grado de procesamiento del producto.

La OCU indica que, en el proceso de elaboración de la normativa, pedirá a Sanidad que tenga en cuenta la opinión de los consumidores y de sus asociaciones y que introduzca estos cambios "para mejorar la información nutricional".

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