Éste es el único pan del 'súper' que debes comer (si es que quieres comer alguno)
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El pan nuestro de cada día es blanco. Ya sea en barra o de molde -con o sin corteza-, el pan que consumimos mayoritariamente los españoles está hecho con harina de trigo refinada. Una buena forma de comprobarlo es acercase a la típica panadería de barrio o a un supermercado y mirar los expositores.
Por suerte, en los últimos años han aparecido en el mercado nuevas variedades de este alimento tan común, que utilizamos para rebañar la salsa que queda en el plato o para empujar la comida. Sin embargo, por mucho que el más consumido sea el blanco, los especialistas avisan de que "se debe preferir el pan integral, el que se ha hecho con harina integral y que, además, tenga la menor cantidad de sal posible". Así lo asegura a EL ESPAÑOL Miguel Ángel Martínez-González, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Navarra, y uno de los investigadores más reconocidos de nuestro país.
"Son muchos los estudios epidemiológicos que han encontrado beneficios cuando el pan integral sustituye al pan blanco en nuestra dieta", relata el especialista. De hecho, el consumo de pan blanco se asocia con un mayor aumento de peso y de grasa abdominal. En cambio, consumir pan integral "conlleva a largo plazo reducciones de enfermedades cardiovasculares, de diabetes y de obesidad".
Para el catedrático, "lo ideal es que el 100% de la harina que se use sea integral", o al menos lo sea en un 70%. Así, para saber que estamos comprando el producto que pensamos "es importante que el primer ingrediente que aparezca en la etiqueta sea harina integral". "No hay que dejarse llevar sólo por el color o porque contenga algo de harina integral si el primer ingrediente que menciona es harina (del cereal que sea) y no dice que sea integral", resalta.
En este sentido, el catedrático señala que queda mucho por mejorar en legislación y en etiquetado. De hecho, para tratar de evitar que el consumidor pueda confundirse, el profesor reclama tener un sello que identifique sin lugar a dudas el pan que es de verdaderamente integral, y que sólo pueda ser aplicado por agentes o entidades independientes que no tengan los conflictos de interés con la industria".
Obesidad y pan blanco
El experto señala que algunos trabajos de investigación que él mismo ha liderado, como el Proyecto Seguimiento Universidad de Navarra (SUN) o el Predimed (sobre la dieta mediterránea), han encontrado un efecto promotor de la obesidad en el pan blanco pero no en el pan integral. "Existe una evidencia científica muy sólida que muestra los beneficios del pan integral sobre el pan hecho con harinas refinadas", insiste.
Todos los granos integrales contienen tres partes: el salvado, el germen y el endospermo. El salvado y la fibra se pierden durante el proceso de refinado pero, cuando se consume pan hecho con harina integral, este salvado y fibra disminuyen la descomposición del almidón en glucosa, por lo que se mantiene un nivel constante de azúcar en la sangre en lugar de causar picos abruptos. La fibra ayuda a reducir el colesterol en la sangre, así como a eliminar desechos de nuestro tracto digestivo.
Martínez-González señala que la fibra también puede ayudar a prevenir la formación de pequeños coágulos sanguíneos que pueden desencadenar infartos cardíacos o cerebrales. Además, los elementos fitoquímicos y los minerales esenciales como el magnesio, el selenio y el cobre que se encuentran en los granos integrales pueden proteger contra algunos tipos de cáncer.
"Somos un país donde se consume mucho pan", lamenta el catedrático. "El consejo debe ser reducir su consumo. Se come en exceso. Esto no le conviene nada a los que tienen sobrepeso, obesidad o hipertensión, que es la gran mayoría de la población adulta española". Por ello, el profesor pide que los especialistas en salud pública hablen "pensando en lo que le ocurre a la gran mayoría de la población en la situación epidemiológica actual".
Ante el actual contexto de obesidad e hipertensión, Martínez-González anima a a desconfiar de las alabanzas al pan. "Cuando se oigan alabanzas a su consumo, debemos pensar que hay gato encerrado detrás, que priman intereses comerciales y no los de la salud pública", finaliza.
[Más información: Alerta de Sanidad por el cancerígeno del pan y las patatas: "Elige dorado, elige salud"]