La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aecosan), dependiente del Ministerio de Sanidad, emitió el pasado 4 de enero un aviso para alertar de la presencia de sulfitos en un zumo de limón concentrado procedente de Italia y que puede adquirirse en algunos supermercados españoles.
La presencia de este alérgeno fue detectada a en Alemania a través del RASFF (Sistema de Alerta Rápida para Alimentos y Piensos de la Unión Europea) y, acto seguido, se trasladó una notificación a las autoridades sanitarias españolas, que emitieron el pertinente aviso para informar a la población.
En concreto, la Aecosan alerta sobre el zumo de limón concentrado de la marca Piacelli Citrilemon, que se vende en una botella de plástico amarillo de 200 mililitros redonda-ovalada y con una etiqueta impresa multicolor. El lote en concreto sobre el que se ha emitido la alerta caduca el 14 de julio de 2020.
"Como medida de precaución se recomienda a aquellos consumidores alérgicos a los sulfitos que pudieran tener el producto anteriormente mencionado en sus hogares que se abstengan de consumirlo", dice la Aecosan en un comunicado.
Además de en España (en los supermercados de Cataluña principalmente), el producto afectado también ha sido distribuido en países de Europa como Bélgica, Suiza, Alemania, Francia o Reino Unido, y en otros lugares del mundo como Hong Kong, Malasia, Filipinas o Estados Unidos.
¿Qué son los sulfitos?
Los sulfitos son unos derivados del azufre que se utilizan en la industria alimentaria y que tienen distintas funciones: desde prevenir la oxidación de aceites y grasas hasta prevenir el crecimiento de bacterias, levaduras y mohos. Estos aditivos son perfectamente seguros y ayudan a mejorar la conservación de determinados alimentos. Sin embargo, si la concentración en el zumo de limón (como es el caso) es superior a 10 miligramos/kilo o 10 miligramos/litro, han de ser declarados en el envase, tal y como explica la especialista en tecnología de los alimentos Beatriz Buitrón en su blog.
La razón es que pueden provocar reacciones alérgicas en algunos grupos de personas y la única forma de prevenirlas es que en el envase, como ocurre con los intolerantes al gluten, se indique su presencia. La presencia de sulfitos en los alimentos no es un problema para el resto de personas que no tienen ninguna intolerancia.
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