¿Podemos comer lo que queramos y en las cantidades que queramos si hacemos deporte a menudo? Ya saben: tres, cuatro, cinco días de gimnasio a la semana o saliendo a correr y, luego, que si una pizza con la peli de Netflix de los viernes, que si unos cubatas con los colegas el sábado, que si alguna palmerita de chocolate entre semana y unos vermús con el aperitivo del domingo. "Que no pasa nada, que luego el lunes le damos caña otra vez y quemamos todas las calorías del finde. Que la vida está para disfrutarla". Y es cierto: la vida está para disfrutarla. Pero siendo conscientes de lo que hacemos.
Semejante speech viene a cuento porque, durante las pasadas Navidades, Dabiz Muñoz, chef de DiverXo y maratoniano, publicó un tuit por el que le llovieron algunas críticas. En él comparaba dos fotografías. "A la izquierda, hace cinco años, cuando 'comía como un cerdo' y no hacía deporte. A la derecha, en la actualidad, 'comiendo como un cerdo' e intentando correr como un galgo", se podía leer en un mensaje en el que el popular cocinero se jactaba de haber perdido más de 30 kilos en cinco años.
Este controvertido lema, "corre como un galgo, come como un cerdo", también fue el reclamo que utilizaron Muñoz y la marca que lo patrocina para promocionar una carrera popular en la que se ofrecían perritos calientes al terminar y donde se promovía el consumo de alcohol: "Corre como un galgo durante 5k, para luego ponerte como un cerdo comiendo unos hot dogs diseñados por Dabiz Muñoz. ¡Porque correr no es sinónimo de sacrificio! ¡Correr, comida y cervezas!", dice la web del evento. Desde entonces, el mensaje ha vuelto a ser repetido por el cocinero en distintas ocasiones a través de Instagram, red social en la que le siguen más de 540.000 personas.
Lo cierto es que se trata de un eslogan desafortunado en el que se desliza que podemos llevar una mala alimentación si luego hacemos deporte. Y no es verdad. "¿Qué es comer como un cerdo? Los cerdos son animales omnívoros de gran voracidad conocidos por comer absolutamente de todo y en grandes cantidades", se pregunta Daniel Ursúa, dietista-nutricionista y autor del blog Nutrihabits. "Nosotros, al contrario que estos animales, tenemos a nuestra disposición un montón de productos que no nos conviene comer como los ultraprocesados o el alcohol, por ejemplo", explica el especialista, que afirma que hacer deporte no significa "firmar un cheque en blanco para comer y beber lo que queramos".
El error del balance de calorías
El error de Muñoz parte de un concepto que ha sido desmontado en los últimos tiempos por los nutricionistas: el balance energético. Es decir, el ser humano no es un sistema de balanza cuya salud pueda evaluarse únicamente en función de las calorías que entran por las que salen o a través de la grasa que acumulamos en nuestro perímetro abdominal. "Debemos tener en cuenta que no sólo importan las calorías que comemos, sino su procedencia", asegura Ursúa. "Comernos una hamburguesa implica una ingesta no sólo de calorías, sino también de grasas trans, azúcares y otros productos nada saludables para el corazón", confirma Bárbara Sánchez, dietista-nutricionista del C.D. Leganés de la Liga Santander.
Ambos especialistas coinciden en que nuestra biología es compleja y conviene pensar -aunque sólo sea un momento- sobre qué tipos de alimentos nos metemos entre pecho y espalda (y sobre la frecuencia con que lo hacemos). "De la comida que ingerimos extraemos los nutrientes que necesitamos para, por ejemplo, renovar las células de nuestra piel o de nuestros riñones. Por lo tanto, debemos reflexionar sobre la calidad de lo que comemos", dice Ursúa. Un ejemplo: no es lo mismo que nuestro cuerpo obtenga energía de un plato de pasta integral con champiñones que de una hamburguesa o un perrito caliente con una Coca-Cola. Entre ambas propuestas media un abismo.
Del mensaje de Muñoz también podemos extraer que hacer deporte y estar delgados nos convierte automáticamente en personas sanas. Y no es así. "Hay personas obesas que tienen unos marcadores fisiológicos dentro de los límites saludables, al igual que hay personas delgadas con el colesterol por las nubes", afirma Sánchez. "Puede darse el caso de una persona que lleve una alimentación adecuada y haga ejercicio, pero entre dentro del sobrepeso y tenga una menor riesgo de muerte que una persona con normopeso que no cuida su alimentación", añade Ursúa.
De hecho, más allá de la obesidad y el sobrepeso, existen un buen puñado de enfermedades (entre ellas el cáncer) derivadas del consumo de alimentos ultraprocesados como los perritos calientes, las hamburguesas, los cereales azucarados del desayuno, la bollería o las carnes procesadas. "Desgraciadamente, las enfermedades no transmisibles están en los primeros puestos de las causas de muerte en occidente. Sobre todo, las enfermedades cardiovasculares muy relacionadas con la ingesta de alimentos, pero también con el sedentarismo. Y en ningún momento estamos hablando de peso", comenta por su parte la nutricionista deportiva.
¿Dieta o ejercicio físico?
Tampoco podemos afirmar que, para llevar una vida saludable, es más importante hacer deporte que llevar una alimentación adecuada. "La dieta y el ejercicio físico son igual de importantes. Puedes llevar una dieta perfecta pero no moverte, y eso tendrá consecuencias sobre tu salud ósea, articular y cardiovascular. Y lo mismo ocurre al revés", ejemplifica la especialista.
Tanto Ursúa como Sánchez son conscientes de que el mensaje del cocinero va encaminado a promover la práctica del deporte y que su intención es buena. Sin embargo, también apelan a la responsabilidad de los personajes públicos a la hora de mandar este tipo de mensajes a través de las redes sociales. "Tengo claro que su intención es buena y que es un eslogan porque uno de sus símbolos es el cerdo. Como juego de palabras es muy goloso, pero también tiene mucho peligro", finaliza Ursúa.
"En el caso de Dabiz Muñoz hablamos de una persona que prepara maratones, por lo que tiene una carga de entrenamiento muy alta los siete días de la semana. Además, siendo chef, nos consta que elegirá siempre productos de primera calidad, por lo que lo de 'comer como un cerdo' quizás se refiera más a la cantidad que a la calidad de la dieta", remata Sánchez.
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