Los suplementos vitamínicos han demostrado ser inútiles en múltiples ocasiones, además de ser un malgasto de dinero. Desde los suplementos alimenticios para evitar déficits nutricionales hasta los suplementos para estudiar, la ciencia no ha logrado encontrar evidencias que respalden su uso. Y si la hay, es muy poco robusta.
Aún así, la industria sigue generando miles de millones de dólares. Sólo en Estados Unidos, los suplementos representan un mercado de 40 mil millones de dólares, incluso cuando algunos han demostrado que pueden causar problemas para la salud: desde arritmias cardíacas hasta problemas respiratorios, pudiendo llegar incluso a la muerte si se sufre alguna enfermedad de base.
Ahora, la Foods & Drugs Administration de Estados Unidos (FDA) ha decidido tomar cartas en el asunto. Según Scott Gottlieb, jefe de la FDA, pronto se llevarán a cabo una serie de pasos para controlar los anuncios sin evidencia científica respecto a los suplementos nutricionales en general, poniendo el foco en aquellas sustancias que aseguran prevenir o mejorar algunas enfermedades graves como el Alzheimer. De momento, la FDA ha enviado cartas de advertencia a 17 compañías responsables de la venta ilegal de productos que afirman tratar esta patología neurodegenerativa.
Los suplementos iniciaron su andadura en la década de 1930, con el objetivo de paliar déficits nutricionales graves en un principio, como son los conocidos casos de escorbuto (falta de vitamina C) o raquitismo (déficit de vitamina D, calcio o ambos). Sin embargo, con el paso de los años, las empresas responsables de la fabricación de estas sustancias han ido ampliando su mercado, llegando a "crear" problemas o déficits, incluso incitando a la población a sustituir una alimentación saludable por suplementos alimenticios, con mensajes tales como "todo lo que necesitas", "alimentación limpia" o "personalización".
Todos estos mensajes están claramente dirigidos a los individuos más vulnerables, como serían los pacientes con demencia tipo Alzheimer en este caso, u otros tipos de demencia. Actualmente la evidencia respecto a este tipo de suplementos es escasa o nula, tanto en el caso de las demencias como en otras enfermedades. Ninguna de estas sustancias puede sustituir a una alimentación saludable, ni tampoco pueden pretender mejorar o curar enfermedades graves.
De hecho, el pasado mes de enero de 2019, un trabajo publicado en la revista JAMA llegó a la conclusión, una vez más, de que la mayoría de los suplementos que prometen prevenir el Alzheimer o incluso mejorar la memoria son totalmente inútiles y, en definitiva, un malgasto de dinero.
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