No hay ninguna buena razón para no consumir fruta. Este tipo de alimentos tienen una gran cantidad de agua, de minerales y de vitaminas. También tienen una gran proporción de fibra que resulta muy interesante para la salud general e intestinal. La fruta tiene, además, ciertos porcentajes de hidratos de carbono e, incluso, de grasas, que varían dependiendo de cuál sea. Por esta razón, los valores energéticos de cada fruta serán distintos. Es decir, unas tendrán más calorías que otras.
A pesar de ello, la fruta no engorda. Los expertos son conscientes de que algunas personas las temen, principalmente, por su contenido en azúcar. No importa, el azúcar que se encuentra en ellas es del tipo intrínseco. La Organización Mundial de la Salud especificó que existían dos tipos principales de azúcar: el intrínseco y el libre. Este tipo de azúcar presente en la fruta va acompañado de fibra, lo que es muy importante porque el sistema digestivo tardará más tiempo en absorberlo. Esto provoca que el cuerpo no genere tanta insulina.
En definitiva, este tipo de azúcar no es malo para la salud. Pero tampoco en cuestión de ganancia de peso. De hecho, la fruta se ha considerado como un alimento que puede evitar el sobrepeso. Por más calorías que tengan unas que otras, son hipocalóricas y también saciantes. Es decir, comer fruta reduce el hambre y, en consecuencia, evita llenarse el estómago con productos poco saludables.