La mentira de los yogures "sin lactosa" del supermercado: caros e innecesarios
Los yogures declarados "sin lactosa" son un producto caro e innecesario para los intolerantes.
19 abril, 2019 02:58Noticias relacionadas
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Hace miles de años, la única forma que tenía el ser humano de sobrevivir era cazando animales y recolectando vegetales. Esta manera de alimentarse tenía unos límites, por lo que cuando no encontraban una presa o qué recolectar, sus vidas estaban en peligro. Con la aparición de la agricultura se empezó domesticar a los animales que producían leche y, muchos años después, el hombre descubrió la manera de reducir el contenido de lactosa en la leche mediante el proceso de fermentación.
La lactosa es un carbohidrato disacárido, es decir, un azúcar dividido en dos componentes: glucosa y galactosa. "La lactasa es la enzima que produce el organismo de forma natural y divide los dos componentes de la lactosa que son absorbidos por el intestino", define Roberto Vidal, dietista-nutricionista conocido en la Red como El coach nutricional .
La gran mayoría cree que los productos "sin lactosa" no contienen justamente este carbohidrato. Pero no están en lo cierto, ya que la lactosa sí que está presente. "Lo que se añade es la enzima lactasa", aclara el nutricionista. Los intolerantes no producen esta enzima en el intestino. Este añadido hace posible que estos productos sean digeridos por los afectados. También existen pastillas que tienen esta enzima y hacen posible que los intolerantes puedan ingerir lácteos sin problemas.
Existen productos lácteos que los intolerantes pueden digerir como los yogures. Estos presentan fermentos lácticos, bacterias que durante el proceso de fermentación han sido capaz de digerir la lactosa. ¿El resultado? "Un alimento con trazas de lactosa y que permite su digestión según el grado de intolerancia", apunta Vidal.
Entonces, ¿cuál es la razón que hace de los yogures sin lactosa un producto innecesario? Sencilla: "Los fabricantes intentan vendernos un producto más caro que no es necesario, aprovechándose de la ignorancia de los consumidores. La mayoría por desinterés o pereza no consulta el etiquetado", comenta Vidal. Pero la realidad es que los yogures pueden ser consumidos sin ningún problema por los que padecen esta limitación.
"En el proceso de fermentación, la lactosa es la fuente de energía de los fermentos lácticos o bacterias. De ahí que contengan un porcentaje mínimo de este azúcar propia de los lácteos", precisa el dietista.
Un mismo yogur, diferentes añadidos
Existen dos opciones de yogures al alcance de los consumidores. "Una primera opción donde se les ha añadido leche en polvo para darles más consistencia, sabor, textura... En esta opción hay un alto porcentaje de lactosa. Este añadido no ha pasado por el proceso de fermentación", explica. Estos añadidos son los protagonistas de que muchas personas crean que digieren mal los yogures por tratarse de un lácteo. La segunda opción que existe son los yogures con añadidos como proteínas de la leche. Estas no tienen lactosa.
"En la misma estantería del supermercado hay varios tipos de yogures que se consideran "sin lactosa" sin que tengan obligatoriamente esta declaración", afirma Vidal. Unos se denominan así por su proceso de elaboración y otros porque lo indican explícitamente. Estos últimos son los que serían fruto de una estrategia de marketing. El reclamo "sin lactosa" lleva a que el consumidor se decante por este producto por el hecho de asegurarse la inexistencia de la lactosa.
Entonces, ¿por qué existen yogures "sin lactosa"? "Las marcas que utilizan la leche en polvo como añadido deben de sumarle también a su producto la enzima lactasa para que este sea apto para los intolerantes", justifica el especialista.
No pagas más por el mismo producto
Seamos o no intolerantes a la lactosa los yogures pueden consumirse sin consecuencias digestivas, dependiendo siempre del grado de intolerancia. Si no quieres pagar más por un producto que puede ser innecesario, la solución que propone Vidal es leer la etiqueta dónde para que sólo existan trazas de lactosa deben de aparecer dos ingredientes: leche y fermentos lácticos, y como añadidos algún tipo de conservante. "Como consecuencia de este desconocimiento se pierde la libertad de poder elegir un producto apto sin necesidad de pagar más por ello", opina.
"Un producto "sin lactosa" no es sinónimo de saludable. Este puede no contener lactosa pero estar repleto de azúcares", concluye el diestista-nutricionista. Así que, ¿por qué pagar más por desconocimiento?
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