El estrés durante los exámenes aumenta el apetito por la comida rápida, según ha puesto de manifiesto un estudio realizado por expertos de la Universidad de Gante (Bélgica) y presentado en el Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO, por sus siglas en inglés) en Glasgow (Reino Unido).
"Se necesita una dieta saludable para un rendimiento académico y mental óptimo. Desafortunadamente, nuestros hallazgos sugieren que los estudiantes tienen dificultades para comer de manera saludable y se encuentran adoptando malos hábitos alimenticios durante los exámenes", han dicho los investigadores.
Los resultados se basan en una encuesta anónima de 232 estudiantes (de 19 a 22 años) reclutados por la Universidad de Ghent y otras universidades de Bélgica. Antes y después del período de examen, se pidió a los encuestados que revelaran el estrés percibido y completaran cuestionarios que evaluaban los cambios en sus patrones dietéticos y diversos factores psicosociales.
Los investigadores analizaron la relación entre el estrés del examen y el cambio en la calidad de la dieta, y cómo estas asociaciones fueron modificadas por factores psicosociales como, por ejemplo, el comportamiento alimentario (emocional/externo/restringido), el motivo de elección de alimentos, preferencia de gusto, sensibilidad de recompensa/castigo, impulsividad, afrontamiento estrategias, comportamiento sedentario y apoyo social.
Durante el período de examen de un mes de duración, a los participantes les resultó más difícil seguir una dieta saludable, y solo una cuarta parte cumplió con los 400 gramos de frutas y verduras que se recomiendan al día por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además, los estudiantes que reportan niveles más altos de estrés tienden a comer bocadillos con más frecuencia.
Los autores reconocen que sus hallazgos muestran diferencias de observación, por lo que no se pueden extraer conclusiones firmes sobre la causa y el efecto. De hecho, señalan varias limitaciones, entre ellas que los patrones dietéticos se basaron en datos autoinformados que pueden haber introducido información y sesgo de recuerdo; y que la mayoría (92%) de los participantes eran mujeres, que tienden a preferir los alimentos dulces y grasos como artículos de comodidad, lo que puede limitar la generalización de los resultados a los hombres.
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