Se conoce a este alimento como la fruta más apestosa del mundo y se puede encontrar en varios países asiáticos. Su olor es tan exagerado que hasta hace saltar las alarmas de los test de la droga más aceptados en el mundo: el alcohol.
El mes pasado la policía detuvo a un hombre en la provincia china de Jiangsu porque sospechaban que estaba conduciendo borracho. El varón sopló el alcoholímetro y dio positivo. A pesar de lo que marcaba el detector, el ciudadano chino afirmó que no había bebido, sino que era resultado de haber tomado un durián. Ante esta afirmación, los agentes le realizaron un test en sangre que, efectivamente, confirmó que se trataba de la fermentación de la fruta al madurar, según The New York Post.