La búsqueda del elixir de la eterna juventud -o al menos de una molécula que frene el envejecimiento- sigue siendo una de las asignaturas pendientes de la investigación contemporánea. De hecho, la conocida como "medicina antienvejecimiento" supone un campo de investigación cada vez más prolífico.
Pero no se trata únicamente de conservar la lozanía, sino más bien de evitar, o al menos reducir, el impacto de diversas enfermedades ligadas íntimamente con el deterioro físico causado por la edad. Evitando el declive las funciones biológicas, muchas de esas dolencias podrían tener mejor pronóstico o incluso desaparecer, mejorando gratamente la calidad de vida de multitud de individuos.
Por ello, los investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) en Suiza afirman haber dado un paso más hacia el freno de la vejez. Un compuesto de las frutas, concretamente de las granadas, habría demostrado reducir el envejecimiento mitocondrial en individuos de edad avanzada en un ensayo clínico reciente y sin efectos secundarios conocidos.
Según el nuevo trabajo, publicado en Nature Metabolism, la urolitina A (UA) ya habría demostrado éxito en ensayos previos en animales (gusanos y ratones). Dicho compuesto parece combatir el envejecimiento al mejorar la función de las mitocondrias, una parte de la célula cuya función es producir energía.
Si bien el compuesto no se encuentra de forma natural en ningún alimento conocido, sí se sabe que existen biomoléculas presentes en las granadas y las frambuesas que acaban descomponiéndose para dar lugar a la urolitina A en el intestino humano.
Para demostrar el potencial de la molécula, los investigadores sintetizaron urolitina A y lo administraron en varias dosis a 60 individuos de edad avanzada y con estilos de vida bastante sedentarios, pero con buen estado de salud general en el momento del experimento. Dicha prueba tenía como objetivo tanto determinar la seguridad del compuesto como vislumbrar parte de su potencial.
Según las primeras pruebas, donde se administraron entre 250 y 2.000 mg de urolitina A en forma de medicación oral, no se detectaron efectos secundarios conocidos. Así pues, se pasó a un periodo de prueba de 28 días, durante el cual se dividió a los voluntarios en cuatro grupos según la dosis consumida de forma diaria: 250 mg, 500 mg, 1.000 mg y un grupo control con placebo.
De nuevo, no se observaron efectos secundarios, pero sí se pudo observar que al tomar dosis de 500 y 1.000 mg existía una expresión génica en las mitocondrias de las células musculares, estimulando la biogénesis de la misma de forma similar a la realización de ejercicio físico. En otras palabras, la urolitina A podría otorgar beneficios similares al deporte a nivel muscular en algunos aspectos.
La esperanza que barajan los investigadores es que este compuesto pueda disminuir o incluso evitar la pérdida de masa muscular asociada a la edad, además de la conocida debilidad que sufren los tejidos con el paso de los años.
De hecho, este no sería el primer estudio que se centra en las mitocondrias como clave del envejecimiento, dado que en otros trabajos se ha demostrado que al eliminar mitocondrias dañadas es posible alargar la vida, al menos en animales, como es el caso de las moscas de la fruta.
En un futuro se buscará profundizar sobre los efectos de la urolitina A, aunque la empresa que subvenciona las investigaciones al respecto ya planea poder llevar esta sustancia al mercado lo más pronto posible.
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