Con la llegada del calor, a todos nos apetece tomar bebidas frías para combatir las altas temperaturas, aunque la agradable sensación que nos proporcionan suele ser muy efímera.
Refrescos carbonatados, zumos o, simplemente, agua son algunas de las bebidas favoritas para tratar de evitar esta horrible sensación. Otra bebida muy popular es el yogur líquido, el cual, además de ayudar en la lucha contra el calor, tiene fama de poseer importantes propiedades para nuestro organismo. Y es que pocos son los que dudan de que, probablemente, el yogur es uno de los alimentos más saludables de cuantos podemos encontrar en los supermercados.
Sin embargo, cada vez existen más dudas sobre esta afirmación, al menos en según qué variedades. Lo primero que hay que tener en cuenta es qué productos pueden denominarse yogur y cuáles no, ya que en muchos casos puede existir confusión con alimentos similares, pero que en realidad son otra cosa.
¿Qué se puede llamar yogur?
Así, para que un producto pueda denominarse legalmente yogur, debe ajustarse a las características que dispone el Real Decreto 271/2014, de 11 de abril, por el que se aprobó la Norma de Calidad para el yogur, en el que se define como un "producto de leche coagulada obtenido por fermentación láctica mediante la acción de Lactobacillus delbrueckii subsp. bulgaricus y Streptococcus thermophilus".
El yogur líquido encaja con esta definición y cumple los requisitos exigidos, pero es cierto que existen notables diferencias entre este producto y los yogures cuajados o normales. La primera, y más evidente, es la textura, lo que se debe a su proceso de elaboración. Así, como se explica en la página web Consumer, mientras que el yogur normal se incuba y enfría en el mismo envase, y se manipula con mucho cuidado para que no se rompa la textura; el yogur líquido "se agita con suavidad durante 5 o 10 minutos, a 20ºC, para que el coágulo se rompa y quede líquido, con textura bebible, antes de ser envasado".
La causa de las dudas sobre si los yogures son alimentos tan saludables como se pensaba, la encontramos en un interesante estudio publicado en BMJ Open en 2018. Tras realizar un exhaustivo análisis de los yogures comercializados en Reino Unido, se demostró que algunos de ellos -la mayoría- contienen una cantidad excesiva de azúcares añadidos, muy superior a los 5 gramos por cada porción de 100 gramos que recomienda la OMS.
De entre todos los tipos de yogur analizados, los únicos que se salvaron fueron los naturales y los griegos, mientras que los líquidos fueron señalados como unos de los que, en general, más cantidad de azúcar poseen.
Revisión de las etiquetas
Esta afirmación es muy fácil de comprobar revisando las etiquetas de cualquier marca de yogures embotellados. A excepción de aquellos en los que se remarca de forma explícita la ausencia de azúcares añadidos, todos ellos poseen una proporción de aźucares de entre 9 y 12 gramos por cada porción de 100 gramos, una cantidad que dobla la recomendación de la OMS.
De hecho, en nuestro país, estos yogures bebibles han sido incluidos en el Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2020 de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, (AECOSAN), con el objetivo de reducir en un 10 % la cantidad de azúcar en su composición.
El exceso de azúcares está relacionado con riesgos muy diversos para la salud. El primero, y más evidente, es el aumento de peso, lo que a su vez incrementa el riesgo de padecer obesidad. Pero no solo eso. El consumo excesivo de azúcar se relaciona con la resistencia a la insulina, lo que implica un aumento de posibilidades de padecer diabetes tipo; también se le vincula con un aumento del riesgo de hipertrigliceridemia.
Como bien sabemos, el azúcar no es, precisamente, un ingrediente saludable, por lo que es conveniente huir de los alimentos que contengan una excesiva cantidad.
Por tanto, si se quiere optar por una bebida de yogur para combatir el calor, y, a pesar de todo, te decides por uno de estos productos embotellados, lo mejor es optar por aquellos que no contienen azúcares añadidos. Aunque quizás te interese saber que existen algunas alternativas interesantes y saludables.
Otras opciones
La primera de ellas es que tú mismo te prepares tu batido de yogur, para lo cual no tienes más que hacerte con un yogur natural, sin azúcares añadidos y lo pases por la batidora. Una ventaja, además de asegurarte que no posee azúcares añadidos, es que puedes darle un toque de sabor especial añadiendo la fruta que más te guste o cualquier otro complemento. Fácil y saludable.
La segunda alternativa es el kefir, una bebida láctea con un enorme parecido al yogur, pero con un sabor agrio, ácido y ligero. La diferencia con el yogur se debe al proceso de elaboración, ya que se utilizan unas pequeñas perlas gelatinosas que contienen una variedad de bacterias y levaduras que se encargan de fermentar la lactosa en ácido láctico. en un proceso que dura unas 24 horas.
La bebida que se obtiene con este sencillo proceso es una buena fuente de proteínas, calcio y probióticos. Y sin ningún tipo de azúcares. Por ello, posee una serie de beneficios para el organismo, como han demostrado diversos estudios.
Se ha demostrado que el kéfir ayuda a mantener el nivel de azúcar en la sangre más bajo que cuando se consume leche fermentada de forma convencional; que sus probióticos juegan un papel importante en el colesterol que el cuerpo absorbe de los alimentos; que ayuda a mejorar la digestión de la lactosa, que mejora la salud intestinal, y que tiene un potencial beneficioso contra enfermedades como la gastroenteritis, infecciones por hongos e infecciones vaginales. Por último, también es muy útil para controlar el peso y en la lucha contra la obesidad.
Ahora que ya sabes algo más sobre los yogures líquidos, cuando vayas a buscar una bebida fría que te ayude a superar el tórrido verano, piensa en tu salud y elige la mejor opción.