Las yogurterías, los locales en los que se sirven unas tarrinas cargaditas de yogur helado con toppings, irrumpieron hace algunos años en las ciudades españolas como una alternativa más saludable que los tradicionales helados. De hecho, ellos mismos aseguraban que la gran diferencia entre un producto y otro es que los yogures helados no son realmente un helado. Vincularse con este popular lácteo les proporcionó -y les sigue proporcionando en la actualidad- un halo saludable con el que consiguieron abrirse una importante brecha en el mercado, desbancando en muchos casos a las heladerías de toda la vida.
La realidad es que el yogur helado está muy lejos de asemejarse a un yogur natural. Se trata, más bien, de un helado de yogur, con todo lo que ello conlleva: un mayor porcentaje de azúcar y de grasas saturadas que un yogur natural. Lo denunció la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) hace algún tiempo. "Son un helado que sabe a yogur. Si lo consideramos helado, sus cantidades de azúcar y grasas saturadas no tienen nada de raro", advierte la organización, que apunta que los yogures helados tienen "el doble de calorías" que un yogur normal.
La OCU apunta que conviene diferenciar entre los yogures helados que se venden en los supermercados y los que se sirven en las yogurterías. "Los que se venden en tiendas especializadas son menos grasos y tienen menos calorías, pero al servirse en raciones mayores que los que se venden en supermercado, acaban resultando igual", explican. "Un yogur natural sin azúcar aporta la mitad de calorías que uno de estos productos, tanto por el azúcar en sí como por el tamaño de la ración (más grande en los helados de yogur)", añaden.
Y, efectivamente, así es. Si acudimos a la etiqueta de uno de los yogures helados más populares podemos comprobar cómo 100 gramos de producto contienen 20 gramos de de hidratos (de los cuáles 11 gramos son azúcares), 3 gramos de proteínas y 1,6 gramos de grasas. Su contenido calórico asciende hasta las 103 kilocalorías. En cambio, si acudimos a la etiqueta de un yogur natural, podemos ver que éste tiene 4 gramos de hidratos, 3,20 de proteínas y 2,9 gramos de grasas. En este caso, el contenido calórico es de apenas 58 kilocalorías.
La cosa puede cambiar sobremanera si a estas tarrinas le añadimos los habituales toppings, que van desde pedazos de fruta hasta bolitas de chocolate o golosinas. Los yogures helados que se venden en el supermercado no los suelen incluir, aunque sí los que se venden en las yogurterías. "Hay que resaltar que cuando hablamos de calorías nos referimos sólo al helado. Al añadirle cualquier topping, las cantidades suben".
La cosa no queda aquí. La OCU también señala que las bacterias que deben estar presentes en un yogur para ser considerado legalmente yogur (Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus) se encuentran en una proporción muy baja. "Todos tienen bacterias lácticas en una cantidad razonable para ser un producto congelado, pero su número es muy bajo como para ser considerados yogur".
Por último, la organización señala que los yogures helados que podemos encontrar en las yogurterías suelen ser más caros que los del supermercado y advierte de que es más fácil pasarnos con las cantidades en estos segundos establecimientos. Por lo tanto, la cantidad de calorías que estaremos ingiriendo será también mayor. "Hay que tener en cuenta que en las heladerías, al contrario que en los supermercados, las raciones no son fijas, ya que varían según ponga más o menos cantidad el dependiente".
En cualquier caso, si quieres tomar yogur, lo mejor que puedes hacer es optar por la variedad natural que encuentras en cualquier supermercado. Ni 0%, ni desnatados, ni de sabores. Repetimos: los mejores yogures que puedes tomar siempre serán los yogures naturales sin azúcares añadidos. Los yogures helados están muy lejos de parecerse a estos lácteos.
[Más información: El 'boom' del kéfir: el yogur con fama de saludable que podría dañar tu salud intestinal]