Incluir un vaso de zumo natural en el desayuno es considerado por muchos un hábito extremadamente saludable, a pesar de que la ciencia ya ha demostrado que se trata de una forma de tomar la fruta que engorda mucho más que su consumo natural. Ahora, un estudio francés publicado en The BMJ, demuestra que el problema podría ir mucho más allá, ya que el consumo habitual de bebidas azucaradas -entre las que se incluiría el zumo de naranja natural- aumentaría las posibilidades de sufrir un cáncer.
Aunque muchos estudios han asociado la obesidad con el riesgo de cáncer y el azúcar con el aumento de obesidad, los nexos entre el azúcar y el cáncer no habían sido establecidos de forma independiente -sin tener en cuenta el peso corporal- hasta ahora.
El nuevo trabajo demuestra que las asociación con el cáncer es tan fuerte en el caso del zumo de naranja natural como en lo demonizados refrescos azucarados, aunque en este último caso su consumo se asocia no sólo al riesgo de cáncer en general sino también específicamente al de cáncer de mama.
El estudio francés es un trabajo robusto, ya que ha tenido en cuenta datos de más de 100.000 participantes. Esto lleva a los autores a concluir que evitar las bebidas azucaradas -incluido el zumo- se podría considerar una forma de prevención del cáncer.
El trabajo exculpa, eso sí, a los refrescos light y zero. Los investigadores -de diversos centros franceses incluida la Agencia de Salud Pública y la Universidad de la Sorbona- también han estudiado la asociación de estas bebidas con el cáncer y no han encontrado un aumento del riesgo.
Los autores subrayan, eso sí, que no se trata de no volver a beberse un zumo natural en la vida. "La recomendación de diversas agencias de salud pública es consumir menos de una bebida al día. Si de vez en cuando se toma una bebida azucarada no ocurrirá nada, pero si te bebes al menos uno al día eso aumentaría el riesgo de diversas dolencias; seguramente cáncer pero también, y con mayor nivel de evidencia, enfermedades metabólicas", explica Mathilde Touvier, la autora principal del estudio.
"Como suele ocurrir cuando hablamos de nutrición, la idea no es evitar determinados alimentos, sino equilibrar su consumo", añade la experta.
Lo que supone, sobre todo, este estudio es que el mayor promotor del riesgo de cáncer es el azúcar en sí, no tanto el tipo de alimento en el que se encuentre. Y la realidad es que la cantidad de azúcar que hay en un refresco azucarado no es muy diferente de la que hay en un zumo de naranja natural que, eso sí, tendría componentes más saludables, como algunas vitaminas y fibra.
Aunque se trata de un estudio potente, por el número de participantes, la calidad de los autores y la revista que lo ha publicado, hay que tener también en cuenta que es un estudio observacional, lo que significa que no es posible para los investigadores afirmar que las bebidas azucaradas provocan cáncer.
Por esta razón, los investigadores concluyen el estudio afirmando que hay que investigar más al respecto, no sólo para confirmar la asociación que apunta su trabajo, sino para desvelar los mecanismos que lo explicarían. Una posible explicación biológica apuntaría al efecto del azúcar en la grasas visceral que se acumula en órganos vitales como el hígado y el páncreas, así como en los marcadores inflamatorios también asociados al riesgo de cáncer.