La proteína siempre se ha asociado a la carne. Las piezas de los diferentes animales contienen proporciones diferentes de agua, de grasas y, también, de proteínas. De esta manera, existen carnes que, como el pavo o el pollo, alcanzan un 30% de proteínas y otras que, como el pato, contienen un 20%. El contenido del resto de carnes estará comprendido entre ambos porcentajes. A pesar de que la carne contiene una proporción alta de proteínas, existen otros alimentos que la superan.
Buena parte de ellos son de origen vegetal. Las proteínas están formadas por unas estructuras conocidas como aminoácidos. Algunos de ellos son producidos por el propio cuerpo, pero otros, los esenciales, deben ser incorporados a través de la alimentación. Cuantos más aminoácidos contenga un alimento, más calidad se dice que tiene.
En este sentido, las proteínas que se obtienen de la carne animal son las que más calidad tienen porque contienen todos los aminoácidos esenciales. En las que son de origen vegetal, por su parte, se observa una diversidad menor de aminoácidos. Por eso, es necesario combinar distintos alimentos, como legumbres y semillas, para que el aporte de proteínas sea completo. Cada gramo de proteína supone 4 calorías al consumidor y se recomienda consumir al día entre 40 y 60 gramos.