Uno de los valores en los que más se fijan las personas a la hora de hacerse un análisis de sangre es el nivel de colesterol. Esta sustancia se encuentra de manera natural en nuestro cuerpo y sólo es un problema cuando su proporción en sangre es elevada. Es a lo que llamamos hipercolesterolemia, que es considerado un factor de riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV). Por suerte, los niveles de colesterol en sangre pueden ser equilibrados a través de una dieta sana.
Además, es importante destacar que existen dos tipos de colesterol: el bueno, también llamado lipoproteínas de alta densidad (HDL, por sus siglas en inglés); y el malo, o lipoproteínas de baja densidad (LDL, por sus siglas en inglés). Según explica Javier Nicolás García, especialista en Medicina Interna en la Clínica Universidad de Navarra, en este artículo de EL ESPAÑOL, "El HDL retira el colesterol de las paredes de las arterias y lo transporta hasta el hígado, mientras que el LDL deposita el colesterol en las arterias".
Para reducir el colesterol hay que tener en cuenta ciertos aspectos. El primero de ellos es que el hígado produce colesterol y, para ello, utiliza grasas saturadas. Por ello, es importante reducir el consumo de estas. El segundo es que para combatir el colesterol se deben consumir grasas, siempre y cuando sean, en su gran mayoría, insaturadas. Los ácidos grasos omega-3, por ejemplo, son especialmente importantes en la salud cardiovascular. Por último, la dieta debe basarse en frutas y verduras que, además de fibra, contienen esteroles (o estanoles) vegetales, unos compuestos que impiden la absorción del colesterol en el intestino.