Aunque tanto la sal como el azúcar son dos componentes teóricamente esenciales para sobrevivir, la realidad es que solo la sal es realmente necesaria para la vida, pero sí es posible vivir sin azúcar como tal, dado que el organismo humano es capaz de descomponer otros productos para obtener glucosa si fuese necesario.
Sin embargo, suele necesitarse mucha menos sal para la vida de la que consumen la mayoría de los individuos, lo que conlleva a medio y largo plazo el desarrollo de diversas enfermedades cardiovasculares. Solo en España se sospecha que 4 de cada 5 individuos se pasa con la sal, según los 2.000 miligramos de sodio necesarios para la salud que aconseja la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Algunas investigaciones han enturbiado estas recomendaciones durante los últimos años, sugiriendo que no habría que reducir el consumo de sal en individuos sanos pero sí en hipertensos. Sin embargo, estudios más recientes sugieren que la ingesta de sal debería reducirse aún más de lo que aconseja la Organización Mundial de la Salud, la cual recomienda menos de 5 gramos de sal diarios, o lo que es lo mismo, menos de 2 gramos de sodio al día. Actualmente el consumo mundial medio ronda los 10 gramos de sal diarios, con todas las consecuencias cardiovasculares que dicho consumo acarrearía.
Hay que consumir menos sal todavía
En este nuevo trabajo, publicado en la revista Hypertension, muestra resultados similares a estudios anteriores: existe una relación directa entre el consumo de sal y el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y muerte prematura, aunque otros trabajos sugieren que dicha relación no sería tan lineal, estimando que consumir menos de 7,5 gramos de sal, o más de 12,5 gramos de sal diarios aumentaría igualmente el riesgo. Pero estos trabajos suelen errar en sus métodos para estimar la ingesta de sal.
Se sabe que excretamos hasta el 90% de sal consumida en la orina, pero hay mucha variación en la cantidad de sal que consumimos cada día, por lo que la forma estándar para medir la ingesta de sal de un individuo es recolectar orina durante tres periodos no consecutivos de 24 horas, es decir, en tres días diferentes no seguidos.
Se trata de una forma precisa de medir la ingesta de sal, pero es cara y requiere demasiado esfuerzo. Por ello, algunos estudios han estimado la ingesta se sal usando métodos alternativos, como usar solo mediciones puntuales de orina en lugar de recolectar 24 horas de la misma; se trata de un método más fácil, más barato y menos molesto. El problema es que los estudios que sugieren que no hay una relación lineal y directa entre la ingesta de sal y el riesgo cardiovascular usaron precisamente este método de estimación puntual, menos preciso, y más proclive al error. Es una forma de medición que se afecta por la cantidad de hidratación del día, y por la hora de la toma de la muestra.
El estudio y sus cambios
En el nuevo trabajo se detectaron varios de estos errores al usar muestras de orina tomadas al azar, por lo que se analizaron datos de ensayos de prevención de la hipertensión, los cuales sí usaban el método estándar de medir varios periodos de 24 horas en casi 3.000 individuos con prehipertensión, durante un periodo de entre 18 meses y cuatro años.
Según sus hallazgos, existía una relación lineal directa entre el consumo de sal y el riesgo de muerte, incluso tras superar los 3 gramos de sal diarios, un límite inferior a las recomendaciones actuales. De hecho, se intentó imitar el uso de datos de orina puntuales, usados en los estudios que aseguran que no existe una relación directa entre la sal y el riesgo cardiovascular, y en ese caso las conclusiones volvían a sugerir que tal relación no existía, demostrando de nuevo que se trata de un método de análisis engañoso.
Así pues, según los investigadores responsables del nuevo trabajo, el mensaje sigue siendo el de siempre e incluso más específico: reducir la ingesta de sal salva vidas, y siempre deben tenerse en cuenta estudios realizados con los mejores métodos posibles, y no con mediciones al azar.
Por el momento, la reducción gradual de sal siguiendo las recomendaciones del la OMS es viable, alcanzable, asequible y eficaz para reducir el riesgo cardiovascular a nivel mundial. Sin embargo, con el tiempo, dichas recomendaciones acabarán haciéndose más específicas.