Un amplio estudio realizado sobre la población británica apunta a que las opciones veganas o vegetarianas conllevan una reducción del riesgo de sufrir enfermedades coronarias en comparación con las dietas que incluyen carne. Sin embargo, el mismo trabajo recoge riesgos específicos para la salud de la alimentación que restringe los alimentos de origen animal, por lo que la opción que maximizaría los beneficios sería otra: el pescetarianismo.
Por 'pescetariana' se entiende la dieta semivegetariana que permite comer pescado, crustáceos y otros productos del mar. Este régimen ayudaría a proteger el corazón evitando la contrapartida perniciosas: aunque las dietas vegetarianas y veganas son más efectivas de cara a la salud cardiovascular, señala el artículo publicado en The BMJ, conllevan un incremento de la posibilidad de sufrir infartos cerebrales hemorrágicos.
Esto se vincula a carencias específicas en vitaminas o a un bajo nivel general de colesterol, lo que se vincula a un debilitamiento de las paredes de los vasos sanguíneos que riegan el cerebro, y con ello al aumento del peligro de que se rompan y sangren. La alimentación vegana está ganando popularidad debido a la concienciación sobre el impacto medioambiental, la preocupación por el bienestar animal y los problemas de salud ligados a las dietas ricas en carne, señalan los autores, pero sus riesgos y beneficios todavía no se conocen en profundidad.
Así, estudios previos ya habían recogido una menor probabilidad de desarrollar enfermedades de las arterias coronarias, pero los investigadores del Departamento Nuffield de Salud Poblacional de la Universidad de Oxford se plantearon comprobarlo en una gran muestra de pacientes, incluyendo también el riesgo de infarto en relación con la dieta. Así, se seleccionaron 48.188 personas de ambos sexos con una edad media de 45 años y buena salud, y se les sometió a una observación que se prolongó durante 18 años.
Los participantes se dividieron en tres grupos: comedores de carne (24.428), vegetarianos, entre los que se incluían los veganos (16,254), y finalmente pescetarianos (7.506). A lo largo del estudio, se dieron 2.820 casos de enfermedades coronarias y otros 1.072 casos de infarto cerebral. Estos últimos se dividieron en 519 infartos isquémicos, en los que un coágulo interrumpe la circulación pero no llega a producirse el sangrado, y 300 infartos hemorrágicos, en los que la sangre sí llega a derramarse a nivel encefálico.
Considerando los factores de influencia como el historial médico y los hábitos de vida como el tabaquismo y el ejercicio físico, los investigadores determinaron que los vegetarianos/veganos tenían un 22% menos de probabilidades de sufrir problemas cardiovasculares en comparación con los comedores de carne, y los pescetarianos, un 13% menos. Esto equivale a diez casos menos de enfermedad coronaria por cada 1.000 personas en un plazo de una década, por motivos posiblemente vinculados a los menores índices de colesterol en sangre e hipertensión entre quienes evitan alimentarse de productos cárnicos.
Pero, precisamente por tener menos colesterol ejerciendo su función en las paredes arteriales, a lo que se suman los niveles inferiores de nutrientes como la vitamina B12, los vegetarianos y veganos demostraron tener un riesgo un 20% superior de infarto cerebral comparados con quienes sí consumían alimentos de origen animal. Siguiendo la equivalencia anterior, serían tres casos más por cada 1.000 a diez años vista, debido particularmente a mayores probabilidades de infarto hemorrágico. Esto no ocurría, sin embargo, con los pescetarianos.
Un riesgo "relativo"
Según la autora principal, la Dra. Tammy Tong, el siguiente paso consiste en ampliar la muestra para incluir mayor variabilidad genética, ya que los pacientes era principalmente europeos blancos, y en abordar la medición de factores nutricionales adicionales. "Necesitamos estudios adicionales a gran escala y con una gran cantidad de personas que no comen carne para confirmar que los resultados son generalizables y determinar su relevancia para la práctica médica y la salud pública", explica.
Con todo, la opción vegana y vegetariana solo supondría un aumento "relativo" del riesgo con respecto a las dietas con carne, opina uno de los revisores del estudio, el profesor Mark Lawrence de la Deakin University (Australia). El consenso mayoritario en cuanto a las recomendaciones dietarias, recuerda, es que una alimentación basada en plantas es beneficiosa tanto para la salud humana como para el planeta. "Pero eso no significa forzosamente volverse vegetariano", matiza, ya que la complementación con alimentos de origen animal, si no se tiene acceso a suplementos, es indispensable para evitar la malnutrición.