El queso es uno de los alimentos que cuenta con una gran legión de seguidores. Quien se atreve a decir que odia el queso puede estar seguro de que va a recibir miradas de extrañeza. Pero, ¿los has probado todos?, dirán. Degustar todo los quesos del mundo es realmente difícil porque sus variedades se cuentan por centenares. Los distintos tipos de leche, el tiempo de curación, la fermentación… todo ello son aspectos del proceso de elaboración de queso que puede dar lugar a un tipo u otro.
Aunque el valor gastronómico del queso es incuestionable, hace algunos años los expertos recomendaban no tomarlo. El queso es un alimento que contiene grasas, pero, además, una gran proporción de estas son del tipo saturado. La grasa saturada es la materia prima con la que el cuerpo fabrica colesterol y la hipercolesterolemia es un factor de riesgo de las enfermedades cardiovascular. Por esta razón, se consideraba que el queso debía estar restringido en cualquier dieta.
Sin embargo, hoy en día se sabe que no todas las grasas son malas y productos como el queso están recuperando su buena fama. El diario norteamericano The Washington Post cita varios estudios recientes que confirman que el queso, si no se toma en exceso, no empeora la salud cardiovascular y, de hecho, en algunos casos se ha observado que puede resultar positivo. Los estudios en cuestión han sido realizados por la Universidad de Harvard o han sido publicados en revistas de prestigio como The Lancet.
El Post, además, ha realizado un ránking de los distintos tipos de quesos, de más sanos a menos.