Una investigación presentada en el Congreso Anual de la European Association for the Study of Diabetes (EASD), que se celebra estos días en Barcelona, apunta a que seguir una dieta vegana durante dieciséis semanas puede mejorar la flora intestinal o microbiota relacionada con beneficios para el peso general, la composición corporal o el control del azúcar en sangre.
El trabajo, presentado por la Dra. Hana Kahleova del Comité Médico para la Medicina Responsable de EEUU, incide en los beneficios a corto plazo del veganismo frente a los posibles riesgos que se han asociados con esta alimentación de forma continuada.
La microbiota intestinal juega un papel importante para regular el peso y prevenir el desarrollo de enfermedades como el síndrome metabólico y la diabetes de tipo 2. El objetivo de este estudio era analizar cómo influye una dieta vegana durante aproximadamente cuatro meses sobre los microorganismos de un individuo con sobrepeso pero sin antecedentes de diabetes de tipo 2, así como en marcadores metabólicos como la resistencia a la insulina.
Así, se seleccionaron a 147 participantes, predominantemente mujeres, con una edad media de 55 años. A continuación se les separó en dos grupos: uno seguiría una dieta vegana con restricción calórica, mientras que el segundo seguiría comiendo como de costumbre. Se tomaron muestras de la microbiota de los sujetos en cada grupo al comienzo y al fin del ensayo. También se les sometió a absorciometría de rayos X de doble energía para analizar su composición corporal, y la sensibilidad a la insulina se evaluó mediante el índice estándar PREDIM.
¿Cuáles fueron los resultados a término? Los participantes del grupo vegano habían perdido 5,8 kilos de media, un adelgazamiento de masa corporal y particularmente de grasa visceral, la más nociva para la salud. La sensibilidad a la insulina, un factor protector contra la diabetes, se incrementó "significativamente" en estos individuos.
En cuanto a la microbiota, el grupo vegano mostró un ligero incremento de un 4,8% en la concentración de la bacteria Faecalibacterium prausnitzii, algo que se vinculó a la pérdida de peso general y a la de masa grasa y grasa visceral en particular. La comunidad de Bacteoides fragilis, asociada con esos mismos beneficios más la sensibilidad a la insulina, creció entre estos comensales un 19,5%.
Con todo, los autores admiten que necesitan más ensayos para diferenciar qué efectos se deben concretamente a la dieta vegana y cuáles a la restricción calórica. "Una dieta a base de plantas ha probado su eficacia tanto a la hora de controlar el peso como de prevenir y tratar la diabetes de tipo 2", escriben. "En este estudio hemos demostrado que una alimentación de este tipo fomentó cambios en la microbiota intestinal asociados con la pérdida de peso, reducciones en la masa grasa y el volumen de masa corporal, y un incremento en la sensibilidad a la insulina".
"El principal factor de cambio en la composición de la flora intestinal fue el incremento del contenido relativo de bacterias que producen ácidos grasos de cadena corta, y que se alimentan de fibra. Por tanto, un alto aporte de fibra en la dieta parece ser esencial para garantizar el cambio observado en nuestro estudio", continua. La fibra alimentaria se encuentra en legumbres, frutos secos, verduras y frutas, precisamente los componentes de lo que se denomina una "dieta basada en plantas" y de la que la dieta vegana es uno de los exponentes.
La fibra es el principal componente en estos alimentos de origen vegetal capaz de fomentar una microbiota intestinal saludable. La Faecalibacterium prausnitzii, una de las bacterias que genera los ácidos grasos de cadena corta, es capaz de descomponer los azúcares complejos y el almidón de las plantas, para producir a cambio sustancias como el ácido butírico, que tienen un efecto beneficioso probado. "Comer más fibra es la recomendación dietética número uno para tener una flora intestinal buena para la salud", concluyen los autores.
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