El zumo de naranja forma parte del desayuno de cientos de miles de españoles prácticamente desde que el mundo es mundo. “Un zumito de naranja recién exprimido va que ni pintao’ por las mañanas”, suelen argumentar sus defensores. Sin embargo, el zumo, ya sea de naranja, de piña, o de manzana, es perjudicial para nuestra salud. ¿Incluso si lo hacemos en casa? Sí, el casero también.
Tal y como explicaba el creador de Sinazucar.org, Antonio R. Estrada, a EL ESPAÑOL, el azúcar de los zumos es absorbido de una forma asombrosamente rápida por nuestro organismo al tratarse de azúcares libres, que no es encuentran en la matriz de la fruta. En cambio, la fruta entera contiene una gran cantidad de fibra, un nutriente que no sólo favorece la lenta asimilación de la fructosa, que se encuentra intrínseca en ella, sino que consigue que el proceso de digestión sea mucho más lento.
Así, el último estudio robusto que advirtió sobre el peligro de los zumos fue publicado hace apenas unas semanas en la revista médica The BMJ y equiparaba directamente al zumo con los refrescos azucarados. Según los resultados de este trabajo, el consumo habitual de este tipo de bebidas aumentaría las posibilidades de sufrir cáncer.