Existen multitud de alimentos a disposición del común de los mortales dadas las facilidades de transporte y distribución de las que dispone la sociedad occidental hoy en día. Sin embargo, existen alimentos básicos que siempre han estado disponibles para todos, o casi todos, y los estamos echando a perder de forma directa o indirecta.
Ése es el caso del arroz, un popular y extendido alimento, básico en gran parte del mundo, sobre todo en la cultura asiática. Y ahora, gracias al cambio climático, se está echando a perder: el dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, está reduciendo el valor nutricional del arroz.
Así lo afirma un reciente trabajo publicado en Science Advances, a cargo de un grupo de investigadores de diferentes países: Japón, China, Australia y Estados Unidos. Según este trabajo, el mencionado dióxido de carbono o CO2 y sus elevados y peligrosos niveles atmosféricos estaría dando lugar a una disminución del valor proteico y vitamínico del arroz, entre otros nutrientes.
Para llegar a tal conclusión, los investigadores analizaron 18 plantaciones agrícolas de China y Japón durante el paso de cuatro años, descubriendo que los cultivos expuestos a niveles más altos de CO2 eran, en general, menos nutritivos que aquellos cultivos menos expuestos.
Como bien comenta Lewis Ziska, fisiólogo del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y coautor del estudio, muchos cultivos básicos se ven afectados por dicho aumento de CO2, el cual reduciría la concentración de proteínas, pero también de micronutrientes esenciales como el hierro y el zinc.
Según los datos de la investigación, el arroz expuesto a elevados niveles de CO2 contenía hasta un 10% menos de proteínas, un 8% menos de hierro y un 5% menos de zinc; además, las cantidades de vitaminas del grupo B también disminuyeron. Pero dichos efectos no se ceñían solo a los cultivos de arroz, sino también a otros alimentos básicos como el trigo, la cebada o las patatas.
En total, se especula que estos graves efectos afectarían a 2 mil millones de personas en todo el mundo, siendo los países más afectados aquellos con un nivel socioeconómico más bajo, dado que basan su alimentación en el arroz.
De momento se están llevando a cabo estudios adicionales que tratarán de resolver este problema observando cómo reaccionan las diferentes variedades de cada cultivo, con la esperanza de encontrar el arroz que se vea menos afectado a los altos niveles de CO2.
Finalmente, como consejo ante este aciago futuro para el arroz, idealmente la alimentación debería ser variada, intentando obtener las proteínas y vitaminas de otros alimentos más densos nutricionalmente, aunque probablemente con un precio superior dependiendo de la zona del mundo donde nos encontremos. Como ejemplo de alimentos ricos en carbohidratos, pero también en proteínas, estarían la quinoa o las legumbres, llegando a poseer entre 20 y 35 g de proteínas por cada 100 g de producto. Y, por otro lado, es importante recordar la necesidad de luchar contra el cambio climático, evitando el sobreuso de plásticos y en general de envases de un solo uso, abogando por otros materiales sostenibles y fácilmente reciclables como la tela o el cristal, entre otros.