Los espacios verdes, como parques, lagos, ríos o bien casas de campo construidas en medio de la naturaleza aportan una serie de beneficios para la salud de sobra conocidos: menores niveles de estrés, menores o nulos niveles de contaminación ambiental, menores niveles de contaminación acústica y lumínica, y por tanto un menor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y respiratorias en general.
Por otro lado, ya se sospechaba que vivir cerca de espacios verdes también suele aumentar la motivación para realizar ejercicio físico, ya sea con un simple paseo diario, o bien aprovechando los actuales gimnasios dispuestos al aire libre en muchos de los parques españoles.
Ahora, un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), respaldado por La Caixa, ha llegado a la conclusión de que estos efectos beneficiosos son particularmente llamativos en las mujeres. Y es que, tras estudiar a más de 2.300 habitantes de siete provincias españolas, existe una conclusión clara.
Según el análisis, publicado recientemente en The International Journal of Hygiene and Environmental Health, vivir a menos de 300 metros de una zona verde reduciría el riesgo de sufrir sobrepeso u obesidad en mujeres en particular.
Para este trabajo, se usó información del estudio de control de casos múltiples MCC-España, en el que participaron 2.354 personas de Asturias, Barcelona, Cantabria, Madrid, Murcia, Navarra y Valencia. Los participantes, de entre 20 y 85 años, tenían que responder a una encuesta sobre su historial residencial, estilo de vida, peso y altura.
Menos riesgo de obesidad
Así mismo, también se midió la circunferencia de su cintura y cadera, y se recogieron muestras de sangre o saliva. Finalmente, se determinó si los participantes sufrían sobrepeso u obesidad usando dos parámetros epidemiológicos: el índice de masa corporal (IMC) y la relación cintura-cadera.
Según los resultados, existe una fuerte correlación entre el sobrepeso o la obesidad en las mujeres y su falta de acceso a espacios verdes urbanos. Sin embargo, dicha relación no existía en hombres. "Probablemente hay factores sociales, como las diferencias en cómo los hombres y las mujeres usan los espacios verdes, que explican esta disparidad", apunta Cristina O'Callaghan-Gordo, autora principal del estudio.
Por otro lado, gracias a las muestras de ADN de sangre y saliva recolectadas, los investigadores analizaron el papel de la genética en esta asociación, teniendo en cuenta marcadores genéticos relacionados con la obesidad y ya expuestos en investigaciones anteriores.
Estilo de vida saludable
En general, según O'Callaghan-Gordo, se observó una reducción más marcada del riesgo de obesidad en personas con predisposición genética a esta enfermedad cuando se tenía acceso a más espacios verdes, algo que podría sugerir que existe una significativa interacción genético-ambiental que podría desencadenar el proceso de exceso de peso.
Actualmente, según datos de la OMS de 2016, más de 1.900 millones de adultos sufrirían sobrepeso y, de entre ellos, más de 650 millones sufrirían obesidad, ambas condiciones prevenibles. Además, cabe recordar que ambos procesos son el paso previo a diversas enfermedades cardiovasculares, hepáticas, renales, musculoesqueléticas e incluso respiratorias; sin olvidar que la obesidad también aumenta el riesgo de diversos tipos de cáncer y el riesgo de muerte por cualquier causa.
Como recuerdan los investigadores, los espacios verdes urbanos y no urbanos en general promueven la salud y el estilo de vida saludable, aumentando la actividad física y reduciendo la exposición al estrés psicológico y físico, al evitar factores como la contaminación ambiental, lumínica y sonora. Por el momento, harán falta más estudios para comprender a fondo los mecanismos que explicarían la asociación entre espacios verdes y menor riesgo de obesidad en particular.