Existen alimentos beneficiosos y saludables para el organismo que, por una o varias razones, tienen una mala fama injustificada. En gran parte de las ocasiones, se les acusa de tener una excesiva densidad calórica, de contener en exceso algún nutriente, o de haber pervertido su composición original con una mala preparación, convirtiéndose en un alimento ultraprocesado insano. Sin embargo, consumiendo las cantidades adecuadas y recomendadas, cocinando correctamente estos alimentos, los beneficios para la salud son palpables en todos los casos.
Aguacates
Actualmente el aguacate y el guacamole son vistos con mejores ojos y son protagonistas de múltiples fotografías en los desayunos y aperitivos de todo el mundo. Sin embargo, sigue siendo la "fruta rara", dado su elevado contenido en grasas y su elevada densidad calórica.
De nuevo, hablar de "grasa" en general es un error, y más en el caso del aguacate, cuya grasa mayoritaria es monoinsaturada, cuyos beneficios a nivel cardiovascular han sido demostrados en multitud de ocasiones. Por otro lado, y a pesar de su densidad calórica, los estudios sugieren que comer aguacate no engorda e incluso ayudaría a perder peso por su elevado potencial saciante. Además, el aguacate es un alimento rico en vitamina E en cantidades considerables, y también contiene vitamina A y C.
Legumbres de bote
Aunque poco a poco están siendo más aceptadas, las legumbres de bote o en lata suelen ser peor vistas a nivel nutricional debido a los conservantes utilizados para alargar la vida útil del producto. Sin embargo, una vez se extraen las legumbres de su recipiente, su valor nutricional es casi idéntico a su versión seca, y tienen una densidad calórica y proteica similar. Lo único que recomiendan los especialistas en seguridad alimentaria es limpiarlas de forma adecuada tras su extracción de la lata o recipiente de cristal, con el objetivo de reducir el sodio asociado.
Atún en lata al natural
El atún enlatado al natural es tan saludable como su versión fresca, y suele ser más barato. Contiene la misma cantidad de proteína, unos 25 gramos por cada 100 gramos de producto, unos parámetros similares al atún en forma de filete fresco. Este pescado es una fuente natural de ácidos grasos omega-3. Existen versiones de atún natural en lata, pero también conservado en aceite de oliva o en aceite de girasol. El primero de ellos es el más saludable de todos.
Palomitas de maíz
Las palomitas saladas o las palomitas dulces típicas de los cines no son la mejor opción. Sin embargo, cocinarlas en nuestra casa con aceite de oliva es una excelente forma de consumir un snack saludable. Las palomitas de maíz son una interesante fuente de granos integrales y fibra, con un aceptable nivel calórico dentro del hecho de que son un alimento en su mayoría compuesto por carbohidratos. Además, las cáscaras de las palomitas son ricas en polifenoles, un potente antioxidante natural.
Frutas y verduras congeladas
Habitualmente se suele recomendar el consumo de frutas y verduras frescas, pero no todo el mundo tiene la disponibilidad ni el tiempo suficiente como para comprarlas y mantenerlas en un estado adecuado para su consumo. Por ello, las frutas y verduras congeladas han ido ganando adeptos con el paso de los años, aún siendo mal vistas por muchos.
Pese a lo que suele pensarse, las frutas y verduras congeladas conservan todos los nutrientes. De hecho, los productos frescos se recogen precozmente para que puedan finalizar su proceso de maduración durante el transporte. Y eso, a su vez, es contraproducente: buscar mantener la frescura en ocasiones se traduce en un detrimento de su valor nutricional en comparación a los productos congelados.
Plátanos
Aunque en España el plátano es una de las frutas nacionales, junto a las naranjas, en muchos países sufren rechazo por su densidad calórica y sus niveles de azúcar intrínseco. Sin embargo, es más importante tener en cuenta otras propiedades: son ricos en potasio, una fuente de antioxidantes y vitamina C; además de contener una significativa cantidad de triptófano, un aminoácido que diversos estudios han relacionado con un correcto funcionamiento de la memoria y el estado del ánimo.
Además, el azúcar de las frutas suele absorberse de forma paulatina en comparación al azúcar libre, por lo que a pesar de ser una fruta con bastante carga dulce, también hay que tener en cuenta el resto del alimento en su conjunto.
Leche entera
Para finalizar, está el caso de la leche entera, repudiada por su riqueza en grasas saturadas y sus supuestos riesgos para la salud cardiovascular. Sin embargo, actualmente se sabe que es mejor tomar leche entera que lácteos desnatados, y que la leche entera ayuda a mantener el peso corporal en lugar de empeorar la situación como se pensaba anteriormente.
De hecho, algunos estudios relacionan la toma de leche entera y lácteos enteros en generar con una protección contra la obesidad, y no al revés, aunque la explicación al respecto no está todavía clarificada. De momento los expertos sugieren que su poder saciante tendría mucho que ver, aunque la grasa de la leche también podría colaborar a nivel metabólico de algún modo. Otros opinan que la leche desnatada produciría un efecto halo similar al de los edulcorantes: al saber que es una leche menos calórica, inconscientemente se tiende a "compensar" la alimentación consumiendo un exceso de otros alimentos.