El guacamole es una receta original de México que, desde hace algún tiempo, triunfa como la Coca Cola en los más variopintos restaurantes de todo el mundo. Se trata de una salsa cuyo ingrediente principal es el aguacate y a la que también se le agrega zumo de limón, cebolla, jalapeños y cilantro en distintas cantidades. Una delicatessen que lejos de parecerse al resto de salsas ultraprocesadas que podemos encontrar en el supermercado (kétchup, mostaza, mayonesa, etcétera) tiene unas excelentes propiedades nutricionales.
Sin embargo, no todo el guacamole que encontramos en el supermercado es guacamole de verdad pese al colorcito verde tan característico que pueda tener y los sombreros mexicanos y los cactus que pueden ilustrar los envases de este producto. Y ojo, porque la diferencia entre una salsa guacamole y un guacamole de verdad es abismal aunque en un principio no lo parezca. Pese a que el contenido calórico de ambas es similar, la primera es un producto insano y, en cambio, la segunda puede formar parte de nuestro día a día dentro de una dieta equilibrada.
La clave para diferenciar una salsa de otra suele encontrarse, como siempre, en la etiqueta y en los ingredientes que en ella aparecen. Una salsa de guacamole insana está elaborada por una ristra interminable de sustancias en la que la presencia de aguacate es casi anecdótica. Por ejemplo, este presunto guacamole tiene como ingrediente principal el agua. ¿Y el aguacate? Su porcentaje no llega siquiera al 13% del total. En cambio, sí que podemos encontrar aceite de colza, almidones modificados, grasa de coco, azúcar, ácido ascórbico, estabilizantes y colorantes varios. En total, más de una veintena de ingredientes para un alimento que debería estar elaborado con un máximo de cinco.
No es la única variedad que podemos encontrar en el supermercado con estas características. Esta otra salsa de guacamole ni siquiera lleva aguacate. Entre sus ingredientes podemos leer agua, cebolla, tomates, pimiento verde dulce, pimiento verde rojo, aceite vegetal, queso, almidón modificado, azúcar, sal, lactoproteína, pimiento jalapeño y, por fin, un mísero 0,66% de aguacate en polvo. O lo que es lo mismo: una salsa ultraprocesada que nutricionalmente no sólo no beneficia, sino que perjudica a nuestra salud.
El aguacate, clave
Pero no todo está perdido para los amantes del guacamole. Por suerte, algunas marcas se han lanzado a producir guacamole de verdad por un precio un poco más elevado que el que cuestan estas salsas. El mejor guacamole del supermercado será aquel que lleve un mayor porcentaje de aguacate. Es decir, el aguacate figurará en la lista de ingredientes en primera posición, como en este caso, y le seguirán la cebolla, los jalapeños y el resto de ingredientes. Un guacamole que está elaborado en un 90% o más con aguacates es un buen alimento procesado, y en el mercado podemos encontrar marcas que incluyen hasta un 97%.
Pero, ¿por qué el aguacate es un alimento saludable? ¿No tiene mucha grasa? En realidad, que un alimento sea rico en grasas no quiere decir que sea insano. Ocurre por ejemplo con los frutos secos o con algunos pescados como el salmón. El aguacate destaca por ser una fruta rica en grasas insaturadas (monoinsaturadas) y por su elevado contenido en ácido oléico, que ayuda al control del colesterol. Así, pese su alto contenido calórico, no sólo no favorece el sobrepeso ni la obesidad, sino que lo evita debido a la elevada cantidad de fibra que aporta. Así lo apunta uno de los últimos metaanálisis, que se publicó el pasado mes de marzo en la revista Nutrients. "Los consumidores de aguacate que tenían un peso normal al inicio del estudio ganaron significativamente menos peso que los no consumidores", señalan los resultados del estudio.
No es el único trabajo ni mucho menos que ha llegado a estas conclusiones. En 2013, otra investigación publicada en la revista Critical reviews in food science and nutrition llega a una conclusión similar. "Los estudios exploratorios sugieren que los aguacates pueden apoyar el control del peso y el envejecimiento saludable", escriben los autores. ¿Se pueden elevar estas conclusiones al guacamole? Sí, pero no a la salsa, sino al producto que está elaborado en un altísimo porcentaje por esta fruta tropical que se encuentra cada vez más de moda. Bon appetit.